La iglesia de Santiago Apóstol de Figueruela ha recuperado su histórico retablo que fue dorado por primera vez hace ya 153 años. Los magníficos trabajos de restauración se iniciaron el pasado 8 de febrero y finalizaron el día 19 de julio, justo para que el patrono Santiago Apóstol -también restaurado- procesionara en su gran día del 25 de julio.

La restauración la ha llevado a cabo Ana Sánchez Calzada, nacida en la provincia de León y residente en Galicia, licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca donde hizo la especailidad de pintura. Posteriormente cursó la especialidad de restauración en la Facultad de Bellas Artes de Granada. Ha realizado numerosas restauraciones sobre piedra, retablos y tallas de madera policromada, material etnográfico, pinturas de caballete y muebles en La Rioja, País Vasco, Castilla y León y Galicia.

La restauración en Figueruela de Abajo se inició con la eliminación de las capas de repinte de pintura sintética aplicadas por toda la superficie del retablo: "En algunos casos hubo que eliminar hasta tres capas de repinte, dos de verde y una de jaspeado grisáceo para llegar a descubrir la policromía original". Las capas de repinte se eliminaron químicamente, ablandándolas con disolventes y decapante, retirándolas cuidadosamente con un bisturí para no dañar las capas de policromía original que iban apareciendo en la capa subyacente.

Una vez que se eliminó todo el repinte de la superficie y estuvo al descubierto por completo la capa original, se estucaron con estuco sintético las zonas en las que se había perdido la policromía para después reintegrar únicamente la superficie de estuco -masa a base de yeso-. Las reintegraciones cromáticas se realizaron con pinturas al temple o gouaches que emplean como medio disolvente el agua y medio aglutinante la goma arábiga. Estas reintegraciones se realizan con pinturas reversibles que puedan ser eliminadas posteriormente con facilidad.

Para la reintegración cromática se empleó la técnica de "rigatino", que consiste en hacer rayas verticales muy finas sobre la superficie nueva, para que se distingan las partes restauradas de la zona original: "El objetivo de esta técnica de reintegración es que de lejos no se aprecien las líneas y esté todo integrado visualmente, pero al acercarnos si se observen con facilidad, para así poder distinguir lo que está restaurado de lo que es original".

Posteriormente se barnizó toda la superficie para proteger la policromía del polvo, suciedad y agentes externos que la deterioran. En el retablo de Figueruela de Abajo se empleó un barniz final semi-mate aplicado en caliente porque tiene cera como componente principal en su composición. No se aplica un barniz brillante, puesto que la naturaleza de las pinturas originales es mate y se quiere respetar el original.

La naturaleza de las pinturas originales se desconoce, puesto que no se han realizado estratigrafías para comprobarlas, pero a simple vista parecen pinturas realizadas al temple. Son pinturas que empleaban como medio aglutinante el huevo o la caseína que mezclados con los pigmentos daban lugar a unas pinturas altamente resistentes.