El ciervo ha crecido desde pequeñín en un ambiente tan acogedor de cariño y caricias que el venado ha forjado un carácter noble por demás, aunque por sus venas corre la sangre que estila la especie que corre libre y salvaje por la naturaleza.

El ejemplar responde al nombre de Zuko, recogido por Manuel Pordomingo hace dos años en las cercanías de Zafara. "Fue una noche que iba por la carretera. Me paré a hacer pis y oí como unos gemidos". Allí encontró a la criatura que recogió y llevó para casa, y que comenzó a criar con biberón.

"Entonces le bauticé como Zuko, para llamarle cuando quería darle de comer. Venía corriendo nada más oír el nombre" expresa Pordomingo.

Este pequeño ser acompañaba a sus padres adoptivos como un hijo, y durante estos dos años ha sido un verdadero atractivo y foco de atención. "Han venido a verlo de todos los pueblos. De pequeño era como un juguete". Cuando se difundió su existencia al conjunto de la sociedad, "porque un chaval lo colgó en las redes", el Seprona entró en acción, la Administración aplicó la ley y sancionó a Manuel Pordomingo "con cien euros de multa".

Entonces cambió la atmósfera por completo y, ante la situación creada con una res que no puede ser tenida en casa como un huésped y a cuerpo de rey, Pordomingo entabló contactos con responsables del Servicio de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, que, según afirma, "quedaron en que en un plazo de dos meses recogerían al animal".

Pero una cosa es el dicho y otra el hecho. "Ha pasado un año, he ido por allí setenta veces y ya no me quieren ni recibir" expresa el vecino de Fariza un tanto indignado por tanta pasividad. Para mayor revuelo, hace unos días puso el caso en conocimiento de la Guardia Civil.

Cuando se personó a hablar directamente con un responsable del Servicio de Medio Ambiente, hoy de baja, "me dijo que nunca tenía que haber recogido al ciervo". "¿Tú eres defensor de Arribes?" preguntó Pordomingo, que afirma que se hizo cargo del pequeño ciervo porque estaba desnutrido, tal vez porque la madre tuviera problemas. "El funcionario pasó de mí olímpicamente".

Hoy quiere que Medio Ambiente se haga cargo de un venado que se ha comportado con una nobleza propia de la especie, que sigue a sus cuidadores tan fiel como un perro, pero que demuestra su temperamento montuno cuando tiene oportunidad de hacerlo. "No es un bicho para tener encerrado, y por el pueblo hay huertas, coches?" expresa Manuel Pordomingo, que considera que ha llegado el momento de que "tenga un sitio adecuado". En su criterio, el asunto "se le ha escapado de la mano a la Administración".

El animal presenta ahora un aspecto desmogado, porque carece de un cuerno quebrado al entrar por una puerta. El otro ofrece una recubierta de borra y va camino de convertirse en una cuerna en condiciones. Este desajuste no tiene mayor quebranto que el estético porque son animales que todos los años tiran su trofeo, una vez que las luchaderas y demás signos imperiales dejan de servir para batallas y conquistas.

Zuko come "de todo" lo que ponen a su boca. "Pan come a lo tonto, pero le echamos hojas de negrillo, lechugas, acelgas e higos, que lo mismo come crudos que maduros". Con este alimento, el venado está que se sale. Prueba de su fuerzas es que, según subraya Pordomingo, "cuando le sueltas al campo entrena y sale corriendo dos o tres kilómetros, saltando las cercas y paredes de las fincas. No hay perro que lo siga. Tiene una potencia fuera de sí".

Está con semejante alimentación como un jabato. Por lo que se asegura, listo para la procreación cuando llegue el momento excitante del celo y de la berrea.