La magnífica, afamada y exquisita ternera de Aliste con Indicación Geográfica Protegida, la ancestral, artesana e histórica alfarería tradicional de Moveros y el folclore popular alistano, así como las acogedoras gentes alistanas, han sido tres de los valores que más cautivaron a los jóvenes de diferentes países europeos en su visita a la provincia. 40 estudiantes de Polonia, Portugal, Rumania, Italia y España que desde el día 8 al 14 de julio se ha hospedado en el Centro de Turismo Rural "Lajafriz" de Fornillos de Aliste, han desarrollado el Encuentro Juvenil Europeo de Reflexión Cívica en el Medio Rural "Tu Voz Cuenta", promovido por la Asociación Juvenil "Arribes del Duero" de Salamanca y la agrupación europea de cooperación territorial "Duero-Douro" y financiada por el programa "Erasmus" de la Unión Europea.

En Alcañices, aparte de visitar y conocer la villa, tuvo lugar una charla y debate sobre identificación de necesidades rurales y alternativa de cambio social para favorecer el asentamiento de la juventud rural europea con expertos y autoridades. En la comarca alistana por desgracia la mayor parte de la población pertenece a la tercera edad y los pocos jóvenes que quedan tienen que emigrar para poder estudiar y trabajar.

"Gracias a este programa todos los jóvenes estamos viendo las labores que se hacían antiguamente en el mundo rural y lo que quedan de ellas en la actualidad y hemos podido convivir con otros jóvenes de otros países y conocido sus culturas y tradiciones, al igual que ellos han conocido las nuestras", afirma Cristian Román Barrigón, joven de Alcañices participante en el encuentro.

El viernes visitaron el Centro de Interpretación de las Especies Micológicas de Rabanales e hicieron una ruta hasta el molino de "Los Genicios" de Mellanes. Ayer sábado se cerraba el encuentro en Fonfría de Aliste con las consideraciones finales y los resultados obtenidos.

Los Erasmus coincidieron en dos cosas: "hay que dar a conocer y preservar los valores del pasado del medio rural y darlos a conocer a las generaciones venideras" y en que "sin niños y jóvenes en los pueblos no hay futuro para el medio rural: crear empleo y calidad de vida para quienes en el habitamos es la única solución, algo difícil, no imposible: la esperanza no se puede perder". La esperanza es lo último que se pierde y la ilusión de los jóvenes, dispuestos a salvar el mundo rural, choca con los mayores, testigos día a día de como el futuro se tambalea.