José Pinto es ya el ganadero de la tele. Su triunfante paso por los concursos culturales le ha valido una merecida fama que este ilustrado criador de vacas sobrelleva con maestría. Como cada año desde que es delegado de Cobadú por la zona de Ciudad Rodrigo, Pinto acude a la asamblea general de la cooperativa en Zamora. "Hay que cumplir con las obligaciones legales" afirma quien desde hace 18 años es uno de los diez mil socios de Cobadú.

-La presencia diaria en la pantalla, esta vez en el programa "Boom" de Antena 3, acrecienta su fama y la visibilidad que siempre ha querido dar al campo ¿es consciente del papel que está desempeñando?

-Me alegra mucho dar esa visibilidad al campo. Siempre que puedo meto alguna cuñita sobre los problemas que tenemos en el mundo rural y el poco caso que nos hacen las autoridades. Y además me dice mucho la gente del campo que un poquito gracias a mí se están rompiendo los estereotipos que tienen los urbanitas sobre nosotros, que piensan que somos todos unos paletos. Me alegro muchísimo de romper lanzas a favor del campo.

-¿En ese mundo por el que ahora se mueve, más allá del campo, hay interés por el mundo rural y agrario?

-Lo desconocen totalmente. Conocen solo lo que llega al supermercado pero no tienen ni idea de cómo va el campo. Y los gobiernos no nos hacen ni puñetero caso. Como siempre que hay nuevo gobierno el último ministro o de los últimos que se nombran es el de agricultura y esta vez no ha sido una excepción.

-¿Aprecia que los tópicos y las ideas preconcebidas sobre los habitantes del mundo rural siguen ahí?

-Los tópicos existen, como si los del mundo rural fuéramos unos incultos y no es así, el mundo rural siempre ha sido muy culto. Es todo lo contrario a lo que se piensa; cualquier persona del pueblo que va a la ciudad se desenvuelve muy bien, en cambio los de la ciudad en el campo bastante mal.

-La permanencia en "Boom" se está alargando bastante, ¿cómo lo compatibiliza con el cuidado de la ganadería?

-En estas fechas concretamente es cuando menos trabajo tengo en el campo porque crío vacas en extensivo, pero el resto del año trabajando mucho. Ahora mismo tengo dos trabajos, con mis vacas, que lo hago los días que estoy en el pueblo, y cuando me voy a grabar es mi trabajo en la tele para concursar. Es muy fatigoso.

-Si se le planteara la necesidad de elegir ¿con qué se quedaría?

-Las vacas, que es mi medio de vida y el seguro de todos los años. El concurso es algo provisional.

-Pero con las cantidades de dinero que va ganado su equipo, "Los lobos", ya se permitirá pensar en otras cosas.

-Me lo plantearía si nos lleváramos el bote, pero en el bote no pienso. En principio se trata de ganar cada programa, que no es poco, porque el bote está muy verde.

-Hasta qué punto la templanza es un plus, porque sorprende que pase equipo tras equipo y ninguno sea capaz de plantarles cara.

-Tenemos una ventaja, que efectivamente estamos más templados, tenemos menos nervios, están más controlados porque estamos allí como en casa. Pero también es verdad que se graban muchos programas, el equipo nuevo llega fresco, a nosotros nos pillan cansados y a veces se nota mucho en el programa. Y no digo nada cuando grabamos días de más, entonces ya no somos personas.

-¿Se pierde la perspectiva de la realidad del mundo rural cuando se pisa ese otro mundo de la televisión?

-Yo sigo siendo el mismo ganadero de siempre, trabajando con mis vacas y viviendo de la explotación. Yo sigo en mi sitio.

-¿Cómo describe la situación del mundo rural?

-Creo que tendría muchísimo futuro si los políticos hicieran lo que dicen, porque una cosa es hablar de agricultura, ganadería o economía sostenible y otra, que cada vez que aprueban una ley van precisamente en contra de todo lo sostenible. Entonces tendría mucho futuro si lo hicieran de verdad.

-¿Eso a qué se debe, al desconocimiento, a la política de despachos??

-Hay demasiados intereses de empresas grandes que quieren tratar el campo como si fuera cualquier otro negocio, en plan intensivo, y así no se puede hacer un campo sostenible. En lo primero que deberían pensar todos los gobiernos es en garantizar el alimento para la población y para eso hay que hacer una agricultura sostenible. No podemos hacer un tratamiento industrial al campo, sino natural, ecológico, como se ha hecho toda la vida. En mi pueblo toda la vida se ha aprovechado el campo, además hay monte y no se ha perdido. En cambio, ahora vienen con normas que lo único que están consiguiendo es terminar con el monte. Si eso es sostenible que baje Dios y lo vea.

-¿Se le ocurre alguna solución para frenar la despoblación en el mundo rural?

-La solución es muy fácil, sencillamente que el dinero que teóricamente se destina al mundo rural, de verdad vaya al mundo rural. Porque sobre el 80% del dinero de la PAC lo cobran un cuatro por ciento de perceptores y esos no viven en el campo, de hecho casi no lo conocen, únicamente son propietarios y se dedican a tenerlo una industria más. Si esos fondos fueran de verdad al mundo rural, entonces sí que conseguiríamos fijar población y mantener la naturaleza en buen estado para que los urbanitas puedan visitarlo.

-¿Se vive bien en el mundo rural?

-Se vive bien en el sentido de que respiras aire puro, pero a la hora de conseguir medios para poder vivir, cada vez peor. Cada vez hay que hilar más fino para ganar una perra, las administraciones públicas nos lo están poniendo muy difícil. Por ejemplo en Soria quieren abrir una granja de vacuno de leche de 20.000 vacas, ¿eso es ganadería sostenible? Eso es contaminar toda la región y todos los acuíferos de la zona para toda la vida. Pero hay muchos intereses económicos por medio y si Dios no lo remedia eso se va a aprobar. O el caso de la provincia de Salamanca donde quieren abrir una mina de uranio a cielo abierto. Para empezar van a arrancar veinte mil encinas centenarias, cuando está prohibido cortar una encina. Pero lo permiten para una mina de uranio a cielo abierto que no hay ni una en toda Europa occidental, estamos ahí como si fuéramos tercermundistas. Lo que pasa es que una cosa es lo que dicen los políticos y otra lo que hacen.

-En Zamora la batalla ahora es con las macrogranjas de ganado porcino.

-Pues igual, eso desde luego es cualquier cosa menos campo y agricultura sostenible.

-¿Con estas mimbres si volviera a nacer volvería a ser ganadero?

-Sí, no me importaría repetir porque el campo me gusta, lo que pasa es que cada vez te lo ponen más difícil. Cuando llega algún joven y me dice quiere dedicarse al campo, pues no se lo aconsejo. Tenemos un negocio que depende de demasiadas variables que no podemos controlar; para empezar dependemos del clima, que ya es dificilísimo controlar, y luego es un negocio en el que nunca sabes cuánto vas a ingresar y cuánto vas a gastar. Tampoco puedes influir en ello para nada porque estás a expensas de eso que llaman el mercado. Entonces?

-Si nadie toma el relevo ¿qué va a ser del sector agrario?

-Lo que pretenden es echar a quienes siempre hemos tratado el campo ecológicamente. Apuestan por un aprovechamiento absolutamente industrial, quieren esquilmar el campo. A los que toman decisiones les importa tres narices nuestro futuro.

-¿Qué va a hacer con el dinero que gane en el concurso?

-Ya veremos. Llevamos acumulados 300.000 euros cada uno del equipo, que después de cuentas con Hacienda se nos quedan en unos 160.000. Lo del bote como dicen en mi pueblo, mientras tengas perras en la mano haces cuentas, mientras tanto nada.