Los campaneros festejaron ayer a su patrón San Antonio de Nola como mejor saben hacerlo: golpeando los badajos con gran soniquete y musicalidad ante los ojos de todo el mundo.

Lo hicieron dentro de la celebración organizada en Andavías y en un marco de devoción y de armonía propio de una fecha tan señalada. Tomaron parte no solo 25 campaneros, que lucieron a gala el estandarte de San Paulino de Nola, sino también 21 tamborileros que decidieron arroparlos en la celebración.

La jornada comenzó con un pasacalles por el pueblo, los preparativos del campanario y con la recepción de los participantes y de las autoridades, entre otros el vicepresidente de la Institución provincial Aurelio Tomás y el diputado y alcalde Antonio Iglesias. Luego se pasó a ofrecer un largo repique de campanas donde los sucesivos maestros dieron fe de su maestría en los toques que fueron la mejor acústica en el medio rural para convocar a los vecinos o para alertarlos de ciertos sucesos de calado y que merecían ser conocidos sin tardanza por todo el mundo. En la plaza de Andavías tuvo lugar una verdadera exhibición de repiques y toques de campana. Como es habitual, se hizo uso del campanario portátil, cuyas campanas fueron subvencionada el pasado año por la Diputación provincial de Zamora y que, según expresa el presidente de la Asociación, Antonio Ballesteros, "las tenemos para hacer exhibiciones por los pueblos, que vamos explicando haciendo uso de un equipo de megafonía". Es objetivo de la Asociación de Campaneros "hacer escuela".

La Eucaristía, celebrada en la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel, fue cooficiada por tres sacerdotes de la comarca de Tierra del Pan y, como corresponde a una festividad patronal, la procesión contó con la animación de la Asociación de Tamborileros de Zamora. Se hizo, además, un homenaje a los tamborileros fallecidos.

A los actos religiosos siguió en una atmósfera de hermandad en torno a un refresco y vino español ofrecido a todos los presentes, y en el que también estuvieron más que presentes los toques tradicionales, y culminó con una comida de hermandad.