La comarca de Aliste puso ayer el punto y final a una de las primaveras más atípicas de cuantas recuerdan los más ancianos del lugar: aquellos que ya superan la barrera de los 90 años. Desde el día 20 de marzo a las 17,15 horas (inicio de la primavera) hasta las 12,7 de ayer (final de la estación), con 93 días, hubo lluvia en 34 de ellos.

El final del invierno fue lluvioso y así lo demuestra que del 1 al 19 de marzo llovió todos los días hasta batir el récord de 277 litros por metro cuadrado. Escampó para el "Cristo de Marzo" en San Vitero y la primavera comenzaba sin lluvia, pero la calma fue breve, pues pronto volvería el agua e incluso la nieve: el día 31 de marzo caían 11 litros.

De 30 días que tiene abril, llovió en 12 y se recogieron 93,6 litros por metro cuadrado. Mayo, mes que por tradición en las Tierras de Aliste suele ser el más lluvioso de la primavera, este año no lo fue tanto y sólo hubo precipitaciones en siete días con un total de 40,3 litros registrados.

Tras la escasez de lluvia en mayo y el temor a una nueva sequía, peor que la de 2017, llegaba junio para enmendar la situación. En los doce primeros días de junio llovió en diez, recogiéndose 79,9 litros. Prácticamente todas las tardes hubo tormentas y precipitaciones. Una fuerte tormenta en la noche del miércoles al jueves despedía con truenos, relámpagos y agua la peculiar primavera de 2018.

María Méndez, de Nuez, y Tomás Castaño, de Alcorcillo, nonagenarios y de niños pastores, -ambos nacieron en 1926-, son memoria viva y reconocen que "Esta primavera ha sido atípicamente muy lluviosa y con unas temperaturas medias más bajas de lo habitual ya que durante muchos días estuvimos entre los 15 y los 17 grados de máxima y los 6 y los 8 de mínima: "Un tiempo amoroso, pues la humedad y las temperaturas frescas han convertidos nuestros bosques, campos y valles en un verdadero vergel".

También hubo tardes frescas: "Nadie recuerda tener que hacer lumbre o poner la calefacción en junio para calentarse".

Sin embargo aseveran que "no ha venido nada bien para los sementijos de los huertos pues con tanta agua muchas semillas como las de las alubias, sandías o guisantes no han nacido y se han podrido bajo la tierra. En cambio los arboles frutales están cargados, allí donde las heladas tardías no hicieron mella en ellos y este año parece ser habrá fruta de toda clase, siempre y cuando no venga el pedrisco y la machaque".

La primavera registró 224,8 litros. En el primer semestre de 2018 ya han caído más de 617 litros, sumándole los 277,4 de invierno en el mes de marzo, 68 de enero y 47 de febrero. "La tormenta llama a la tormenta" dice el refrán rayano y según los alistanos nonagenarios será este "Un verano de truenos y relámpagos".