Los feligreses de Justel descubrían ayer con amargura cómo su iglesia parroquial había sido asaltada otra vez por los ladrones. Es la tercera ocasión en que los vecinos se encuentran la puerta forzada y, dentro del templo, el mismo desorden en el suelo y en los cajones de la sacristía, donde los cacos revuelven en busca de unas monedas que esta vez no han podido encontrar, pues hace tiempo que los curas no dejan nada de dinero en los templos de los pueblos debido a que los robos siguen siendo muy frecuentes en el mundo rural.

Esta iglesia dedicada a Santiago Apostol ya fue asaltada en mayo del pasado año y de nuevo en septiembre, en aquellas dos ocasiones los ladrones consiguieron pequeños botines en metálico, menos valiosos que los destrozos materiales causados a su paso, y en esta ocasión su ganancia se reduce a cero.

Después de que se corriera la voz de lo sucedido, en la vecina localidad de Muelas de los Caballeros comprobaban que los ladrones también habían entrado en su iglesia, tal y como sucedió en las dos ocasiones anteriores. Las bandas que roban en iglesias suelen recorrer una carretera secundaria irrumpiendo en los templos de todos los pueblos que encuentran a su paso, por eso en los otros dos robos del año pasado también entraron en las iglesias de Quintanilla y Donado, situadas en la misma vía.