José Antonio Vieria Iglesias nació en Cerezal de Sanabria, donde vivió hasta los once años. Hace más de medio año, en el mes de noviembre, regresó para quedarse a vivir en su pueblo. Es escritor e investigador especializado en la historia de España. En su casa familiar desempeña su trabajo, una actividad que se ve truncada, día sí y día también, por la brecha tecnológica que azota al medio rural. Cerezal de Sanabria y sus vecinos, todos usuarios de las nuevas tecnologías y de las redes sociales, viven el calvario de la marginación y falta de inversiones por parte de las administraciones públicas y compañías privadas, ávidas de ofrecer productos que luego no pueden satisfacer.

En su caso "Internet es una herramienta para todo", consultar fondos bibliográficos, archivos, estudios y publicaciones que con dificultad puede descargarse en su ordenador sin exprimir los 50 megas de bajada y si no se queda sin conexión, cosa que ocurre la mayor parte del tiempo. Acostumbrado a las autopistas digitales de la ciudad, su actividad profesional y su ocio caen en la fosa tecnológica rural. Tenía muy claro que en cuanto tuviera oportunidad volvería a vivir a su tierra natal.

Este vecino de Cerezal quiso tramitar el alta de un vehículo a través de internet, pero fue imposible. Mientras tanto, en los ayuntamientos implantan a marchas forzadas la Administración digital, que no conecta con los vecinos? por falta de servicio. Vieria reconoce que del Ayuntamiento de Asturianos "no tengo queja", pero no puede tramitar nada si no se desplaza hasta el Consistorio.

Su periplo por las compañías de telefonía es dilatado, en estos seis meses, "la única solución que nos dan es poner Internet por satélite y para nosotros es muy caro. Son 64 euros, Internet y nada más, sin móvil y sin fijo". Ahora paga 40 euros con servicio para dos móviles y sin internet. Una solución es colocar una torre espejo con un coste entre 12.000 y 18.000 euros que dotaría de cobertura no solo a Cerezal sino a otros pueblos como Lagarejos, Rioconejos y Carbajales de la Encomienda.

Ni que decir tiene que la señal rebotada procedería del flamante repetidor de telefonía instalado para dar servicio a los automovilistas de la autovía A-52 a su paso por el municipio de Asturianos. Si el repetidor se hubiera instalado en la parte alta de Asturianos tal vez no habría este problema, pero no hubo previsión de atender el entorno rural más cercano a la autovía. Este vecino ve factible que varios Ayuntamientos o entidades se pongan de acuerdo para hacer esta pequeña instalación. En su caso, ha hecho todo lo posible, instaló un mástil en el que gastó 60 euros para no poder tener servicio.

En un recorrido por el pueblo, los vecinos se suman a esta reclamación. Menos servicios y más caros. En una ciudad "por 48 euros tienes móvil, internet y televisión. Aquí no", explica una vecina paga 59 euros por internet en malas condiciones. "Con Iberbanda pagábamos 47 euros y funcionaba", recuerdan sobre la compañía que atendía al medio rural, recientemente desmantelada por Telefónica. Una treintena de usuarios, entre residentes permanentes y residentes que fluctúan, están en esta brecha tecnológica. En verano la situación se complica por la afluencia de veraneantes ligados al pueblo, "con la de casas que se están arreglando en el pueblo", pero "a gente joven "se aburre y no quiere venir". En Cerezal de Sanabria están afincadas varias parejas de jóvenes, usuarios también, "las generaciones jóvenes viven con Internet". La edad no limita el uso de las redes, como constatan los usuarios jubilados del pueblo.

Ni las compañías saben lo que tienen entre manos. En sus equipos figura que la zona tiene cobertura de telefonía, pero "cuando vienen a medir no da", eso no es un problema para que vía telefónica se oferten paquetes de productos y servicios que luego no llegan a su destino. De ADSL, 5G o fibra óptica solo se sabe la teoría.

Como bien dice un vecino de fin de semana y fiestas de guardar "mucho promocionar y mucho ofrecer para que volvamos a vivir en los pueblos, pero esto es una vergüenza, no tenemos ni los servicios mínimos de una ciudad".

Con la falta de cobertura de datos en el ordenador y el móvil de José Antonio Viera quien sale ganando es la biblioteca, porque cada vez que sale adquiere algún libro, preferentemente de historia de España.