Los pueblos de la provincia de Zamora engalanaban ayer con flores y banderas sus principales calles para dignificar el paso de Dios en las procesiones del Corpus Christi. La Sagrada Forma recorrió bajo palio las rúas más vistosas de las aldeas y villas, como en Villalpando, donde la procesión lucía especialmente a su paso frente a la puerta de San Andrés.

En el otro extremo de la provincia, Bermillo de Sayago cuenta con una de las celebraciones más admirables gracias al esfuerzo de sus feligreses, que trabajan durante días para cubrir con una colorida alfombra de pétalos los pasillos de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de donde sale el Corpus Christi para ser venerado en las calles del municipio.

Suelen tener un lugar destacado en las comitivas los niños que en las últimas semanas recibieron su Primera Comunión, normalmente desfilando justo delante del Santísimo para ir cubriendo de pétalos el asfalto. En Coreses fueron Abel, Marta, Miguel y Nayara los que disfrutaron el privilegio de cumplir ese papel, mientras que los hombres encargados de portar el palio, otro gran honor, lo hicieron ataviados con capas castellanas. Entre ellos estaba Antonio, que ha luchado muy fuertemente por recuperarse de un atropello para poder ejercer de mayordomo, ayudado por sus dos mozos, Ángel y Vicente.

En otros lugares, las madres y padres con niños nacidos en el último año aprovechan la procesión para que sus retoños reciban la bendición de Cristo. En Venialbo se levanta un altar con almohadas donde se tumba a los bebés para que reciban esa bendición, este año fueron cinco los pequeños nacidos de padres venialbinos -aunque no todos en el propio pueblo- que recibieron de esta forma la gracia de Dios. La procesión también contó con siete niños de Primera Comunión, que soltaron los pétalos de rosa delante del palio de seis brazos bajo el que procesionaba el Santísimo: Carlota Galán, Claudia Álvarez, Lorena Sahagún, Nazaret Rabilero, Rubén Martín, Víctor Andrés y Javier Sánchez.

La falta de vocaciones impide que todos los pueblos cuenten con un cura en la mañana del domingo de Corpus Christi, por lo que en ocasiones los niños de Comunión se desplazan a otro pueblo cercano de la misma Unidad Pastoral donde sí se organiza la procesión, y otros cuentan, igual que en Navidad, con curas originarios de la tierra que sirven en ciudades o en otros países.