La Escuela Tradicional de Baile de Sanabria, "Esbatra" cerró el programa de visita de la oficina de Turismo de Puebla "Recorriendo labores y oficios" con su actuación, en Robledo, ante visitantes y vecinos. Tras dos años de programa, el patrimonio sanabrés en desuso, pero recuperado, es más conocido incluso entre los propios sanabreses afincados fuera de la comarca.

Esta última jornada comenzó en la estación de Puebla donde contemplar la factura en granito del edificio de viajeros, una de las más llamativas en la red ferroviaria. Los visitantes posteriormente se desplazaron hasta los linares y el molino, cercano al Centro del Lobo, una aproximación previa a la arquitectura más representativa del mundo rural. En los linares se maceraba la planta del lino que se cultivaba en las tierras para hacer las fibras de este textil. El molino era fundamental para moler el grano de centeno, el cereal más común en la dieta de montaña.

El guía de la oficina José Luis Rodríguez desgranó los usos de las construcciones, localizadas ya dentro del casco urbano, en la fragua, el lagar y horno, los lavaderos y la arquitectura urbana, un regalo conservado y arreglado de otro tiempo.

El patrimonio material reside en las construcciones y el patrimonio inmaterial en las personas. Como parte de ese patrimonio intangible que se trasmite y se aprende de generación en generación los componentes del grupo Esbatra interpretaron y bailaron unas Habas, Un Corrido, una Jota, representativas del folclore sanabrés. Ni que decir tiene, que Robledo es una de los reductos más importantes del folklore sanabrés.

Y con ese apego, gaiteros, pandereteiras, tamboriles y bailarines comenzaron el baile a las siete ante visitantes y vecinos. Impagable la lección de María Domínguez Matellanes "Maruja". La ocasión estuvo propicia para que vecinos de otros pueblos también apreciaran la actuación, se marcaran unos bailes y, como antaño, buscar pareja de baile en el corro. A las siete baile y a las 9 fútbol, tras la merienda.