Carlos López Lozano es el obispo de la comunidad anglicana en España, conocida como la Iglesia Española Reformada Episcopal (IERE). Nacido en el seno de una familia protestante desde hace cuatro generaciones, Carlos López ha sido rector de la Iglesia del Redentor de Salamanca y del Espíritu Santo de Villaescusa, donde "hay protestantes desde hace 125 años", apunta. De la etapa como párroco en la localidad zamorana dice tener "muy buenos recuerdos" y una vez al mes suele visitar las tierras de La Guareña, a las que ha vuelto recientemente con motivo del homenaje al pastor protestante de Guarrate, Atilano Coco, fusilado en el año 1936. De su historia y los orígenes del protestantismo en Zamora habla López Lozano a lo largo de la entrevista.

-La represión del bando nacional durante la Guerra Civil dejó una trágica huella en personajes zamoranos vinculados al protestantismo.

-Sí, tenemos tres figuras fundamentales, personalidades de prestigio y bondadosas que pagaron injustamente con su vida las consecuencias de la guerra. Por un lado Atilano Coco, de Guarrate, y otros dos hijos de Villaescusa, Pedro de Vegas y Julio Caro.

-Guarrate acaba de rescatar la figura del maestro y pastor anglicano, Atilano Coco, otorgándole el nombre de una calle.

-Y nos ha emocionado muchísimo que 80 años después de su injusta muerte el pueblo de Guarrate le haya rendido ese homenaje. Porque Atilano Coco fue una personalidad internacional, un hombre de gran formación, maestro, párroco en Salamanca, amigo de Unamuno y sobre todo un hombre bueno. Cuando uno se mete a conocer la vida de Atilano y ve que no ha hecho nada más que abrir escuelas, servir a la gente, promover el progreso, la tolerancia, el respeto, le resulta incomprensible su muerte. Después de ser denunciado y llevado a prisión fue fusilado sin juicio. Cuando murió su cuerpo se perdió el monte La Orbada o El Cubo del Vino, no está muy claro.

-Pedro de Vegas, de Villaescusa, no corrió mejor suerte. ¿Quién era este personaje?

-Pedro de Vegas Hernández estudió teología en un seminario protestante de El Puerto de Santa María y luego fue el rector, párroco, pastor de la iglesia en Córdoba. Durante el tiempo que estuvo en Madrid conoció a Pío Baroja, con el que llegó a trabar una gran amistad. De hecho, en una de sus novelas -"Los visionarios"-aparece como el personaje de un librero protestante. Pedro de Vegas creó una librería muy curiosa que tenía todos los libros prohibidos por la Iglesia romana. Cuando las tropas franquistas entraron en Córdoba, quemaron la librería, asaltaron la iglesia y lo fusilaron.

-Dejando una familia en el total desamparo, ¿cómo salieron adelante?

-Así fue. Su hija, por entonces una niña, quedó desamparada con su madre. Se vinieron a Salamanca y a Villaescusa, donde al menos podían comer con la ayuda de los parientes, porque se quedaron sin ningún reconocimiento, sin nada, ni la propia Iglesia pudo ampararles porque el régimen de Franco le había quitado 26 edificios, parroquias, y 14 escuelas. Era una situación crítica, hubo que vender las pocas propiedades que se tenían para dar de comer a estas viudas. Y en medio de esa situación siempre recordaré a las dos hijas de Atilano Coco y de Pedro de Vegas, ambas siempre sin rencor, perdonando a los que les habían hecho daño, dando un testimonio de cómo encontraron el consuelo en Jesucristo, el amor y la esperanza en un mundo mejor sin estas injusticias.

-¿Y de Julio Caro qué nos puede contar?

-El pastor Julio Caro, de Villaescusa, murió fusilado sin juicio en el País Vasco al final de la Guerra Civil. Posiblemente la razón de todas estas muertes es que nuestra Iglesia Anglicana, desde mediados del siglo XIX tuvo una presencia muy importante en la provincia de Zamora.

-¿Cuál es el origen de esta cuando menos curiosa presencia del protestantismo en la comarca de La Guareña?

-En Cañizal estuvo el cuartel general del Duque de Wellington, que fue el primero que trajo capellanes protestantes anglicanos y celebró en toda la provincia, además de la iglesia de los Dominicos en Salamanca que los franceses durante la Guerra de la Independencia habían convertido en establo. Wellington con sus clérigos la limpió y celebró el primer culto protestante público que está descrito por William Bradford (capellán de brigada del ejército británico que pasó por Salamanca a finales del año 1808) en un libro. Desde entonces se quedaron algunos soldados y se casaron con mujeres de Toro y pueblos de esta comarca de La Guareña.

-Y el asentamiento empezó a dar sus frutos hasta hoy.

-Primero surgió la iglesia en Villaescusa, que fue el corazón del área de La Guareña y llegó hasta La Bóveda de Toro, donde se organizó hacia 1870. En 1875 tenía ya junta parroquial, se abrieron escuelas y hasta el año 1900 siguieron implantándose en Guarrate, Cañizal, Fuentesaúco, La Bóveda, además de pequeñas células en Vadillo y Vallesa de la Guareña. En La Bóveda hubo un gran párroco, el catalán Pedro Sala y Villaret, teólogo, filósofo y escritor, que llegó a ser después el director de un periódico, El Diluvio de Barcelona, y a ocupar unos puestos muy importantes como periodista. Tenía un corazón maravilloso.

-¿Se generó entonces un movimiento educativo muy intenso?

-Sí, en estos pueblos surgió este movimiento de reforma, de un cristianismo dedicado al servicio de los demás, a promocionar la esperanza de la gente y esa esperanza se manifestaba en las escuelas que se crearon. Al ver que la actividad de los protestantes era tan grande los católicos y el propio gobierno hicieran más escuelas. Había un pueblo especialmente beneficiado, que era Fuentelapeña porque Claudio Moyano era de allí. Esta actividad educativa motivó que uno de los ministros del gobierno le dijera al primer obispo anglicano, Juan Bautista Cabrera, "usted ha abierto más escuelas en España que yo".

-¿A día de hoy qué queda de aquel florecimiento del protestantismo iniciados a finales del siglo XIX en la comarca de La Guareña?

-Quedan algunas familias, la pequeña parroquia en Villaescusa y el deseo de seguir ayudando a esta provincia. Fui párroco en Villaescusa y para mi fue tan enriquecedora esa etapa que amo a esta provincia como si hubiera nacido en ella. Lo más importante es que no debemos caer en el error del pasado, podemos tener distintas ideas pero siempre desde el respeto, la unión para hacer juntos lo que podamos por el bien de la humanidad.