La vecindad de Villanueva de Valrojo ha adelantado su particular periodo electoral para elegir el mejor "mayo" del año.

Los comicios locales se prolongarán hasta finales del mes en curso, estirando un poco su fiesta más peculiar, la del Carnaval.

El concurso, primero de la categoría en la zona, ha sido convocado por la Asociación Cultural Los Antruejos, y el premio está bien considerado, 100 euros. Todos los "mayos" han terminado siendo colgados antes del 6 de mayo, para dar color a farolas y postes, además de dar de qué hablar en el pueblo y la contorna.

Como decían ayer en el bar "Villanueva es uno de los más pueblos con más iniciativa de la zona pero también el que más protesta" y parece que la tradición de colgar los "mayos" da en el clavo, imaginación y muchas dosis de crítica. Y el que no ande al huerto tiene tiempo de ir de barrio en barrio intentando localizar a los 6 títeres con cabeza, algunos cuentan 7, repartidos por los barrios en Valtayas, la Plaza de Arriba, la Plaza de Abajo, La Carbonera y las Canterotas.

En el barrio de Tarcón la competencia es dura porque hay dos candidatos a la plaza. No falta el chascarrillo autocrítico en el pueblo "hay más mayos que vecinos".

Los autores se lo han trabajado a conciencia, todos menos uno que ha dejado en lo alto del poste el kit de IKEA con las instrucciones de un móntatelo tu solo. El gremio político es internacional de altura con un Puigdemont, volando como las abejas, pero sin amarillo y luciendo franjas blancas y negras. Del otro extremo del mundo llega otro abejorro amarillo triunfante, Donald Trump, físicamente muy logrado. En la plaza de Arriba hay un llamamiento a una repoblación como las de antaño, y en otro extremo del pueblo hay que mirar para arriba por si corre aguas menores.

En el barrio Tarcón hay un homenaje a la mujer villardunga (gentilicio para la mujer de Villanueva del Valrojo) trabajadora. Los tendedores compiten en faena y colorines con el cribo de cereales.

Y para rizar el rizo, dicen los vecinos que el pueblo con más humor de la comarca no es villa, ni es nuevo, ni rojo. Entre sonrisas invitan "vete a ver los mayos". Aunque la faena era cosa de mozos, antaño, ahora cualquier vecino a cualquier edad y con ganas de encaramarse al poste es candidato en estos comicios electorales de una primavera colorida. Por suerte y pese a la falta de juventud, se ha mantenido durante años esta tradición de al menos tener un monigote en la plaza de Arriba, el punto más frecuentado del enclave urbano.