Las rosquillas, en todas sus variedades, fueron las grandes protagonistas en los puestos instalados en los alrededores de la ermita del Cristo de Morales. Elaboradas de forma artesanal y recubiertas de azúcar son las más populares en esta cita romera, en la que también se podían comprar almendras garrapiñadas, obleas y un gran surtido de frutos secos. "Llevamos más de 50 años viniendo a esta romería y las rosquillas siempre son el producto estrella", asegura Mª Luisa de Pablos, una de las numerosas vendedoras que ofrece sus productos en esta romería.

Este año, el número de puestos ha marcado un récord y ha ascendido a cerca de 70, en comparación con el medio centenar presentes en años anteriores. Otra de las vendedoras que ha acudido a esta cita desde hace 46 años, Ángela Rodríguez, asegura que la romería ha ido perdiendo visitantes en los últimos años y que, por lo tanto, las ventas son más flojas.

Sin embargo, a falta de conocer el balance final, ayer las buenas previsiones meteorológicas hacían esperar buenas expectativas de ventas a los puestos instalados. Al margen de los dulces, también era posible comprar sombreros de todo tipo, coloridos abanicos, bolsos de diversos modelos o juguetes para los más pequeños, sin olvidar los puestos de bisutería.

En el apartado de hostelería, las populares casetas instaladas en la pradera que rodea la ermita del Cristo de Morales ofrecían bebidas y aperitivos para todos los gustos, con los habituales montados de lomo o de chorizo entre los más demandados. Precisamente en estas casetas la fiesta se prolongó durante toda la tarde de ayer y buena parte de la noche.

Los más pequeños también pudieron disfrutar de los hinchables y juegos infantiles diversos instalados en la pradera durante la jornada festiva.