Medio centenar de personas aprovecharon estos días festivos para participar en la excursión organizada por la Oficina de Turismo de Puebla para conocer San Ciprián de Sanabria, donde hace más de un siglo también concitó la atención de investigadores y lingüistas como Menéndez Pidal y Navarro Tomás, además de un alemán exponente de la escuela de la Escuela de Lingüistas de Hamburgo, Fritz Krüger. Siguiendo instrucción de Menéndez Pidal ahonda en el "Dialectos de San Ciprián de Sanabria". La meta final era alcanzar la cascada de los Vados y reconocer el camino de los carros. El geógrafo Daniel Boyano, de la asociación Cryosanabria, explicó el paisaje y en concreto el fenómeno de glaciarismo en la Ferradura del San Ciprián.

El técnico de la oficina de turismo, José Luis Rodríguez, empieza precisamente su recorrido por el paisaje etnográfico y lingüístico de este núcleo, un lugar recóndito donde se mantuvo el leonés como lengua autóctona hasta prácticamente finalizado el siglo XX. El grupo hace un alto para escrutar las jambas y el dintel de una construcción. Un sol, una luna, la estrella de David y un cruz cristiana repasan siglos de historia, para completar con una figura ancestral de un diablo, símbolo de las mascaradas del noroeste que, como recuerda el técnico, se conservan gracias a la labor de recuperación de vecinos y grupos de mascaradas.

El recorrido urbano permite apreciar las construcciones de dos plantas, con piedra y corredores de madera que, con renovaciones sistemáticas, aún perviven ejemplo de arquitectura popular. Los vecinos siguen a sus faenas cotidianas, arar los huertos y abonar el terreno, mientras el agua brota generosamente.

El camino a los Vados por el que discurre agua abundante llama la atención de una familia de Ávila, mientras que otra participante de Burgos se fija en el retraso de los árboles en anunciar la llegada de la primavera, que ya tienen hojas en provincia burgalesa. Al pie del valle, Daniel Boyano señala los dos circos glaciares menores en la zona de las Ferraduras de San Ciprián que, a diferencia del glaciar del Tera que discurre por suelos de granito, excava terrenos predominantemente pizarrosos.

En la parte inferior del valle los espectadores pueden contemplar las morrenas laterales cerradas por las dos lenguas de estos dos glaciares menores. La morrena lateral más larga tiene su origen en la lengua glaciar del valle del Carambiella. La lección de geografía es impagable para visitantes y sanabreses que se han animado a participar en el recorrido. Unas pinceladas sobre el regato de la Barrosa, que tributa aguas al Carambiella, completa el recorrido hídrico por el paisaje.

Un itinerario que regala, además, el colmenar para proteger antaño de las excursiones del oso, el molino de Krüger en ruinas, el pontón arrasado por una riada y el ascenso hasta los vados, donde la erosión de la pizarra por el tránsito de carros cargados de cepas de urz marcan bien la subida hasta la cumbre, límite con la provincia de León.