El descaste de ciervas en la provincia de Zamora ha alcanzado este año niveles desconocidos, favorecido por la apertura de mano de la Orden de Caza, que ha permitido a los titulares de los cotos y arrendatarios de los aprovechamientos cinegéticos abatir, durante los meses de enero y febrero, cuantos ejemplares tuvieran a bien. Esa "barra libre" de cupo y sin exigencia de precintos ha dado pie a que en el medio rural se hable de caza "oficial y no oficial", según se haya dejado constancia o no de las muertes.

Las cifras reconocidas del descaste en los dos primeros meses del año 2018 están "entre las 700 y 1.000 ciervas", a falta todavía de anotar con todo detalle los números aportado por los responsables de los aprovechamientos de caza.

Esta número se ha alcanzado porque en ciertos cotos los cazadores han aprovechado la coyuntura para disparar sobre esta especie como nunca lo habían hecho. En algunos acotados animados porque el buen precio de la carne -entre 3 y 360 euros el kilo- "compensaba" las capturas.

La muerte de ciervas ha sido muy desigual de unas zonas a otras, y así como en el entorno de la Culebra, en las comarcas de Tábara y Alba, el número de capturas ha sido de varias decenas en algunos cotos, en otros se han contado con los dedos de las manos o, incluso, no se ha estimado necesario eliminar ninguna cierva en ciertos escenarios de los Valles.

"¿Es razonable?"

La operación de descaste es juzgada con diferentes criterios. "¿Es razonable?" se pregunta el biólogo y gestor cinegético José Ignacio Regueras, que entiende que para opinar con criterio debería disponerse de datos "sobre el censo de ciervos y sobre los ámbitos donde se ha practicado la caza de ciervas". Una información que considera que debieran conocer el Servicio de Medio Ambiente.

La Delegación de Caza de Zamora defienden la extraordinaria medida permitida este año por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León. "Es una herramienta de gestión que tiene cada coto, que debiera tener en cuenta el número de animales para no matar a la gallina de los huevos de oro, y está bien que cada coto trate de minimizar los daños y los accidentes" expresó el delegado provincial de Caza José Antonio Prada.

Las organizaciones agrarias, por su parte, respaldan de pleno la actuación cinegética. El responsable del área de Medio Ambiente de COAG, José Manuel Soto, sostiene que "es el cupo que se viene autorizado todos los años y que no se ha cumplido por parte de los cotos".

El secretario de UPA, Aurelio González señala que "la medida es buena pero no ha sido suficiente porque tenemos una población excesivamente alta".

El presidente de Asaja, Antonio Medina, también apoya esta forma de controlar la población de cérvidos. "La medida está bien y debe permanecer en las órdenes de caza porque si se mata un macho y dejan cien hembras estamos en las mismas" indica.

El presidente de la Asociación Zamorana para la Defensa de la Caza y de la Pesca (Azadecap), Antonio de José también respalda esta mano ligera de la Administración "si se hacen las cosas con prudencia y corrección", pero en su criterio debiera considerarse para la gestionar las densidades de venadas a "una unidad comarcal" en lugar de ceñirse a la limitación de un coto. Pone de relieve que "en los últimos años solo ha habido preocupación por cazar machos y los cotos se han cargado de hembras", de ahí que sea necesario "establecer una regulación en atención a las densidades".

El alcalde del municipio de Pozuelo de Tábara, Jesús Ángel Tomás, que una y otra vez denunció la existencia de rebaños de ciervas y sus perjuicios en los campos, aplaude la actuación llevada a cabo y afirma que "tienen que quitar algo más, aunque tampoco de golpe". Sostienen que el descaste tiene ya su repercusión en un descenso de los accidentes de tráfico y en los daños. "Antes había siniestros todos los días. Creo que habrá uno 70 u 80% menos, y ahora se ven pocos daños en el campo cuando el año pasado en estas fechas las siembras estaban comidas y las tierras cagadas y pisadas".

Hay arrendatarios que cuantas más hembras tengan en sus cotos, mejor, y es que su interés está en la caza de machos bien enramados y dignos de trofeo. "Hemos empezado con algo, pero hay que tomarlo muy en serio y reducir el censo de fauna. No se nota, no ha sido tanta barrida, en la cuenca del Tera ni se nota. Es tal el número que hay y estamos en unas fechas que en dos meses habrá otro rebaño debido a los nacimientos. Ya planteamos en un Consejo de Caza -convocado para el día 24- que se mataran mil ciervas, y se entregaran a un Banco de Alimentos. Exigimos que se cumplan los cupos porque hay daños que no se cuantifican ni mucho menos al 100%. No se está contra la especie, pero se exige un control" expresa José Manuel Soto. "Los verdaderos vigilantes del campo y del monte son los agentes forestales y todos en su zona deben de saber lo que hay, y habrá zonas con un número normal y otras donde estamos invadidos. Hay es donde deben elaborarse informes y exigir un riguroso control. Si reducimos un 50% los accidentes hacemos una cosa importante".

El descaste de ciervas ha generado este año una extraordinaria comercialización de la carne de venado, con un alcañizano como gran receptor de las canales, que luego fueron adquiridas por industriales extremeños interesados en la carne de caza, y también por portugueses. Otras piezas han servido para el autoconsumo.

No han faltado episodios como matar ciervos de corta edad "confundidos con ciervas", que han debido precintar los cotos como verdaderos machos, con la consiguiente pérdida de trofeo.

Del acierto o desacierto del control de cérvidos hablarán, en septiembre, los machos en celo con su sonora berrea.