Aliste, Tábara y Alba, cuna de los sabores, daba ayer un emotivo, merecido y multitudinario adiós a uno de sus más grandes hijos y moradores: el señor Victoriano Matellán Tola. Alistano hecho a si mismo, de pura cepa, que, creyendo en sus raíces y en los valores de su tierra, dio a conocerla en todo el mundo convirtiendo la chuleta de ternera alistana a la brasa en emblema y buque insignia del progreso y el desarrollo de Aliste, para grandeza de sus acogedores pueblos pueblos y buenas gentes.

Victoriano Matellán Tola nació en el seno de la familia formada por Marcelino y Gregoria el día 23 de diciembre de 1932, en Grisuela, donde pasó infancia y adolescencia, siendo el mediano de tres hermanos. Fue un "niño la guerra" y sufrió en sus carnes la incongruencia de la batalla y sus consecuencias: vio como dos de sus jóvenes tíos, los señores José y Antonio, fallecieron durante la contienda civil en el frente.

De joven gustaba Victoriano de salir al campo y así fue como en la Raya con Rabanales conocía a una joven y apuesta pastora, María del Prado Moral, que cuidaba su rebaño de ovejas de Castellana Negra, esa que daba su lana para tejer los paños con los que elaborar las capas pardas alistanas. La amistad dio paso al amor, pero un día el enamorado, prendado, le cogió de recuerdo una peineta a María, ella se enfadó y durante meses se rompió la relación.

Hasta que un frío día invernizo de densa niebla la pastora extravió parte del rebaño, salió a pedir ayuda y quiso el destino que se reencontrase con Victoriano, buscaron juntos las ovejas, las hallaron, se reconciliaron y se allí mismo se juraron amor eterno.

Entró en quintas y hubo de emigrar lejos para cumplir el servicio militar, en Zaragoza, donde se encomendó a la Virgen del Pilar. En uno de los permisos y con sólo 21 años llegó la boda en la iglesia de San Salvador de Rabanales el día 24 de octubre de 1956. En este 2018 cumplirían 62 años de casadaos.

Así nacía una familia ejemplar y unida que daba como primer fruto a su primogénito hijo Antonio ,y luego a Angelines y Mercedes, casados con Catalina, Santiago y Emilio, los cuales le dieron 8 nietos, Javi, Miriam, Sandra, Santi, Mayte, Adrián, Andrea y Marta; y su gran debilidad, sus dos biznietos, Diego y Oliver.

Al regreso de la mili se dedicó al trato de ganado y puso en marcha una carnicería alternando su labor como tratante (terneros) y carnicero (despiezaba y vendía). Con su furgoneta salía a vender la carne por los pueblos como Grisuela, Bercianos, Valer, Flores, Fradellos, Mellanes, Tolilla, Lober, Matellanes y Ufones.

Cuentan quienes le trataron que era una magnífica persona y de fiar: "Entraba al corral y si te decía que el ternero pesaba cien kilos, así era. Era negociante nato, pero nunca te engañaba, era justo y ganábamos todos, él comprando y tu que le vendías. Más que un tratante era un amigo".

Victoriano Matellán Tola dejó una profunda huella en Aliste y fuera de ella, miles de personas acompañaron a la familia tras su muerte y ayer, solo en el funeral, se contabilizaron paisanos y amigos de todos los pueblos de la comarca y de muchas otras zonas de la provincia, de Cerezal a Boya, de Nuez a Villalpando,de Porto a Fermoselle. También acudieron prácticamente todos los alcaldes de la comarca alistana al sepelio.