Los permisos de investigación se conceden por un tiempo de tres años, prorrogables por otros tres, salvo muy excepcionales situaciones, como ha ocurrido con el wolframio en Sanabria, en los que se prolongaron de nuevo. El objetivo es comprobar la existencia de mineral para, de ser rentable la cuantía o la calidad, proceder a solicitar los permisos de explotación y arranque del material, con todos los medios necesarios y sometidos la normativa en vigor, especialmente estricta en los aspectos medioambientales. Fuentes de la Guardería Medioambiental señalan que a veces el objetivo de estos permisos de investigación "es influir en el precio de los metales y en las transacciones". El concesión de los permisos mineros suponen para las beneficiarias la posibilidad de contar con un escenario de potenciales recursos, de investigar y de explotar, que pueden luego garantizar la presencia en grandes sociedades del sector, en casos con las matrices en países americanos o asiáticos. Los trabajos que se llevan adelante en el término de Calabor es un ejemplo de estudio y compraventa de los recurso mineros. Los trabajos de investigación minera realizados por Siemcalsa incluyeron: cartografías geológico-mineras, geoquímica de sedimentos de arroyos, muestreos litogeoquímicos, calicatas ensayos metalúrgicos y estimación de recursos, vendido a gran precio.