Hasta ahora, en este siglo solo tres meses de marzo habían superado en tierras alistanas los cien litros por metro cuadrado, en 2013 en que se alcanzaron los 207,5, en 2010 con 157 y en 2016 con 116. El resto registraron 74 (2003), 95,5 (2004) 64,5 (2005), 7,25 (2009), 97,5 (2011), 4,7 (2012), 9 (2015), 85,5 (2016) y solamente 32,5 (2017).

Las precipitaciones registradas en Aliste en el primer trimestre de 2018 suman ya un total de 416,6 litros, muy por encima, -concretamente 160,2 litros-, de los 256,4 del pasado año 2017. Para hacernos una idea de que 2018 se esta convirtiendo en un año lluvioso basta decir que en 2017 en los doce meses solamente cayeron 586,6 litros una cifra que los entendidos creen puede sobrepasarse este mes de abril al continuar las precipitaciones.

En 2017 la fuerte sequía trajo consigo que todos los ríos alistanos, a excepción del Frío, vieran secarse su cauce, dándose casos como el del Aliste, que históricamente dejaba de verter al Esla de junio a noviembre y en esta ocasión no lo hizo hasta mediados de febrero de 2018. Aunque recobró el caudal en Gallegos del Río en otoño, fue con la aguas del Frío, su principal afluente, no con las propias. La falta de lluvias originó en que por primera vez desde 1982 no hubiera campaña de otoño de recogida de setas.

Tras el pesimismo de 2017 e inicios de 2018 los propios ganaderos reconocen que se ha abierto una puerta a la esperanza pero la cosa sigue mala: "Ha llovido mucho, ríos, arroyos y charcas se han recuperado, pero no las fuentes. Estaba todo muy seco y si te pones a arar ves que aun no ha calado lo suficiente. Necesitamos que llueva aun mucho más".