Las propiedades y beneficios de la leche de burra eran ya conocidas en la antigüedad por los griegos y egipcios. Y así lo delata que tres mujeres claves en la historia de como Cleopatra, Josefina y Popea, ya la utilizaban para su aseo y cuidad personal diario.

Cleopatra, la última reina de Egipto, nacida en enero del 69 antes de Cristo en Alejandría y fallecida el 12 de agosto del 30 con sólo 39 años, se bañaba en leche de burra.

Otra mujer entusiasmada con la leche de burra era la romana Popea, mujer del emperador Nerón, que en sus viajes, ya fueran cortos o largo, así lo relataba Juvenal, se hacia acompañar por un séquito ganadero de 500 burras paridas y en plena producción para tener leche suficiente para bañarse en ella. Dado que para ordeñar ha de estar presente la cría la comitiva estaría formada por al menos 1.000 reses: 500 madres y 500 hijas.

A ellas se unía la francesa Josefina, mujer del emperador Napoleón, cuya piel era considerada entre las más bellas y frescas de la época. También se bañaba en leche de burra. Otra que solía bañarse con leche de asnal era la reina Victoria en Inglaterra.

En nuestros días el jabón de leche de burra se recomienda para aquellas personas que tienen una piel muy seca y sensible y se dulce que es ideal para la cicatrización de las pieles con arrugas, con eczema, acné o psoriasis.