Que el tren pare en la vía 4 de la estación de Puebla de Sanabria, una de las estaciones más bonitas de España, es una bendición para los pasajeros de la línea de Vigo Madrid. No tienen que estar saltando y corriendo por los andenes. Son las cuatro menos cuatro de la tarde de un día de diario en el tráfico habitual en la estación.

En un minuto de reloj descienden los pasajeros que llegan a destino. En el andén esperan familiares que vienen a recoger a los viajeros. Personas de todas las edades y condición, mayores, de mediana edad, personas con movilidad reducida, descienden. En el andén espera una vecina de Rosinos de la Requejada que viene a ayudar a un familiar con movilidad reducida, con una muleta y una pequeña maleta "y que necesita que le ayude a bajar o coger la maleta". Acompañantes, pasajeros y maletas desaparecen en cuestión de minutos, tal vez segundos.

Esta vecina cuenta que, en las pasadas fiestas navideñas unas 30 personas entre viajeros que iban a Madrid y los familiares que acompañaban tuvieron que apiñarse en el soportal de la estación porque la sala de espera estaba cerrada, a la intemperie con un frío importante. En ese grupo había personas mayores y niños de corta edad. El tren "encima llegó con retraso" apostilla la mujer.

La imagen se repetirá todos los días a partir de las seis de la tarde, también, por una cuestión de números por el ahorro de un trabajador en la estación, tras la jubilación de dos operarios y el obligado cierre de instalaciones desde las seis de la tarde y hasta las seis y media de la mañana del día siguiente. Turnos de 12 horas para los dos responsables de la estación, dentro de la normativa laboral aplicada al sector para estaciones con tráfico reducido. Hasta las seis de la tarde, los viajeros pueden además sacar billete en la taquilla y recibir la información de la llegada puntual o con retraso de los trenes y la vía en la que estaciona.

Cinco minutos antes de las seis de la tarde, 17.55 tiene su llegada el Alvia de Madrid con destino A Coruña y Ferrol. Si llega puntual los viajeros podrán aguardar en una pequeña pero confortable sala de espera. A las seis de la tarde la sala cierra y destierra a los viajeros a esperar en los espectaculares soportales de la estación pero fríos e inhóspitos a conciencia. Todavía quedan dos trenes, a la estación de Chamartín en Madrid a las 19:47 y a Santiago de Compostela a las 21.35. Todavía es invierno en una de las comarcas que aparece en los informes diarios de la Agencia Estatal de Meteorología a la cabeza de las poblaciones con las temperaturas más bajas de España. Ángel Boyano, una persona jubilada, describe "el frío horroroso en la estación" que padecieron hace escasas fechas cuando tuvo que acompañar a unos familiares hasta la estación por un caso urgente.

La vía cuatro es clave para los viajeros porque es la contigua al andén de la estación y no obliga a los pasajeros a correr por el andén para cruzar en los dos pasos situados en los extremos más alejados de la estación cuando llega el tren y no hay avisos ni indicaciones de la vía ni de la puntualidad. Todos tienen miedo a perder el tren.

Una vecina de Puebla considera que hay riesgo de caída de los viajeros cuando son mayores, llevan maletas o tienen movilidad reducida porque por megafonía no se informa de la vía en la que va a parar o si viene con retraso. En su caso un familiar ante el riesgo de no poder entrar a tiempo se metió en el primer del Alvia con la intención de avanzar por el interior de los coches para tener que salir por orden del interventor. Las últimas nevadas en Orense dejaron a los viajeros a la expectativa de saber si se iba a interrumpir el tráfico por la línea o no y había pasajeros que tenían que enlazar desde Madrid con un vuelo a las Islas. El miedo de alguna pasajera a caerse y romper las gafas o una muñeca, como ya ha ocurrido, no es tan extraño.

Para esta vecina de Puebla, la apertura de la sala de espera es necesaria "aunque quede toda la noche abierta". La sala no puede quedar abierta por la alarma que queda conectada para todo el recinto, sala, oficinas y taquillas "y es solo desconectar el cable de la alarma de la sala de espera". La seguridad está garantizada porque "hay una cámara dentro". Casi todo el mundo llega con bastante antelación a la hora de partida prevista o para sacar billete de última hora.

Ni paneles ni seguridad

A partir de las seis de la tarde, el viajero que llegue sin billete no tendrá oportunidad de sacar su pasaje en la taquilla. La opción del billete vía "virtual" no es viable para determinados sectores de la población muy alejados de la tecnología. La única solución es subir al tren y esperar al revisor.

No hay paneles de información en la sala de espera, no hay indicaciones puntuales, no hay escáner, no hay controles de seguridad de acceso en una estación a mitad del Alvia en el recorrido entre Madrid y Vigo, a partir de las seis de la tarde en la estación de montaña más bonita de España. Tampoco hay reclamaciones por escrito ante Renfe-que vende los billetes- y todo son quejas verbales a pie de andén. Al final, otra cuestión de números, "pondrán una máquina".

Los usuarios también señalan a los alcaldes de la comarca por su falta de interés en defender los servicios públicos, como en este caso, cuando es un servicio para toda la comarca de Sanabria y Carballeda, e incluso para el enclave lusitano de Braganza, y no solo la estación de Puebla. La incógnita es saber ¿qué pasará con la estación más bonita de España cuando entre en servicio la estación de Alta Velocidad de Otero de Sanabria?.