Aliste vivió ayer la celebración del Martes de Carnaval con el tradicional e histórico "Concejo de Antruejo", una de las celebraciones comunales más ancestrales donde confluyen el trabajo a prestación personal, la fertilidad de los campos y la convivencia y hermandad social.

Solo un puñado de pueblos, a pesar del frío y la despoblación, lo vivieron en su fecha original. La mayoría han tenido que adelantarlo al pasado fin de semana o atrasarlo al próximo para contar con efectivos.

Tola de Aliste es un ejemplo a seguir a la hora de mantener las tradiciones. El pasado sábado se celebró y alrededor de 120 personas degustaron 8 toneles de escabeche: entorno a 40 kilos, 9 hogazas de pan de dos kilos cada una, 18 litros de chocolate. torrijas, aguardiente los hombres y vino quina las mujeres.

Los residentes en el pueblo, unos 60, volvieron a celebrarlo ayer. A las 19.30 sonaron las campanas de San Félix y se degustaron escabeche y torrijas con chocolate. Hubo recorrido de casa en casa pidiendo y cada familia dio huevos, aceite y azúcar, con las que las madres y abuelas hicieron las torrijas. Emotiva merienda donde el escabeche estuvo presente.

En el Concejo de Antruejo los vecinos dedican la mañana a dos cometidos muy concretos: unos se dedican a limpiar las "Caliendas" de los valles comunales para su ruego en primavera. Otros a la plantación de árboles.

Finalizada la jera se procede a la subasta de varios arboles, chopos, fresnos, encinas o robles y con el dinero sacado se sufraga la convidada popular. Históricamente esta consiste en escabeche, aceitunas, pan y vino. Felipe Rivas Blanco, de Rabanales, fue uno de los grandes abastecedores del preciado producto. Hoy continua con su labor Domingo Rivas: "Aliste y los alistanos tenemos unas tradiciones que debemos conservar y conservamos. Llegando estas fechas el escabeche y en Semana Santa el pulpo, no pueden faltar ni faltan en cada casa. Son manjares".

Había dos concejos al año de obligada asistencia salvo causas de fuerza mayor (enfermedad), uno en invierno, día de Antruejo, para garantizar los riegos y la abundancia de hierba para "La Vacada" en verano y otro al terminar la siega, mañana de "Santiago Apóstol", 25 de julio. En este caso concreto se procedía a la limpieza de los caminos para el inminente acarreo del trigo, centeno y cebada a la era para la trilla. Así mismo se partía la era en quiñones (parcelas) y se sorteaban, una por vecino, para allí trillar con trillos de Cantalejo.

Ayer los agentes de Medio Ambiente visitaban los pueblos y junto a los alcaldes marcaban los arboles a subastar para pagar la convidada. Es el Antruejo día de entrada de vecino. Allí donde perdura la tradición, para entrar como miembro del concejo, se paga un cántaro de vino o una lata de escabeche.