El anillamiento de pequeñas aves organizado hace unos días en la Casa del Parque "El Palomar" de la Reserva Regional de las Lagunas de Villafáfila resultó una experiencia aleccionadora y didáctica para más de una treintena de personas que asistieron a la operación.

Fue especialmente emotiva para los niños que tuvieron la oportunidad de colaborar en la captura cuidadosa de las aves y, luego, de contemplar a los pajarillos de un modo casi familiar.

Un matrimonio gallego, que visitó la Casa del Parque quedó "tan encantado que ha decido regresar hoy para disfrutar de la actividad del paso ornitólógico programado esta mañana".

Aunque la jornada vino con un aire desagradable, que al mover las redes perjudicó la captura de aves paseriformes o pequeños pájaros, con todo se logró recoger algunos herrerillos, mosquiteros comunes, petirrojos, ruiseñores y gorriones.

El marcaje y anillamiento corrió a cargo del profesional José Miguel San Román por ser un manejo delicado. Este anillamiento se efectúa en cada ejemplar recogido en el recinto de la Casa del Parque, y "consiste en la colocación de un número, que no puede repetirse, y que viene a ser como la matrícula o el Documento Nacional de Identidad de cada ave". Los datos son luego centralizados en una base común del Ministerio de Medio Ambiente, y en una base común europea radicada en Bruselas. El dispositivo colocado a los pajarillos es una herramienta que sirve para dar a conocer aspectos "de la migración, de la supervivencia, del agrupamiento familiar de la especie" y otros pormenores. A los asistentes al anillamiento se les explicó el proceso y, al tener el pájaro en mano, las características y diferencias de cada especie, así como la alimentación de la que se nutren. La forma del pico da fe de la gastronomía de cada especie: si son gusaneros, mosquiteros o semilleros. Fue una jornada de contacto en vivo con lo más libre de la naturaleza.