La Fundación San Rufino echa a andar en Villanueva del Campo con la misión de gestionar el "pósito de don Rufino", una finca agraria única en el mundo que un acaudalado vecino donó en 1913 "a los pobres del pueblo". Hoy en día el pósito de 200 hectáreas está dividió en parcelas que se alquilan a agricultores jóvenes de Villanueva a un precio muy asequible para favorecer su inserción en la profesión y el asentamiento de población en la villa, la fundación invertirá los ingresos en obras benéficas en el municipio.

Con un capital inicial de 137.000 euros, la Fundación sin ánimo de lucro nació hace poco más de un mes con algunos objetivos marcados a corto y medio plazo, el más importante de ellos es sufragar la adquisición de mobiliario para la residencia de mayores, de titularidad pública, que pronto ampliará su número de plazas gracias a las obras proyectadas por el Ayuntamiento que preside Manuel Febrero López. Además, el dinero del pósito también subvenciona el funcionamiento del comedor social para que los mayores del pueblo puedan comer sano, y en compañía, a un precio muy razonable y sin verse obligados a cocinar. Hace pocos días la Fundación realizó su primera donación a una organización no gubernamental, Manos Unidas, por importe de 100 euros.

Por otro lado, la Fundación sacará a concurso entre los jóvenes empadronados 55 hectáreas del pósito repartidas en distintos lotes y editará un panfleto que explique a los vecinos la historia del pósito a lo largo del siglo XX y hasta nuestros días.

La finca legada al pueblo por el abogado Rufino Ovejero creó una junta vecinal para gestionar el pósito. En su origen, el pósito prestaba grano a los labradores más humildes para la siembra, o para consumo en épocas de escasez, y en ocasiones también prestaba dinero a devolver en 20 años con un interés del 5%.

El Ministerio de Agricultura fiscalizaba el funcionamiento del pósito y cobraba el 40% de los ingresos, que en la actualidad son de unos 40.000 euros anuales. A principios del siglo XXI ya era el único pósito de estas características que quedaba en toda España y la Junta de Castilla y León -que ya tenía transferidas las competencias en materia de Agricultura- prefirió deshacer la Junta Vecinal. Por eso, desde 2002 la gestión de las tierras legadas por don Rufino dependía directamente del Ayuntamiento de Villanueva. El Consistorio decidió entonces primar a los agricultores jóvenes en la puja por los lotes que se subastan cada ocho años, cada agricultor tiene un límite de diez hectáreas.

Ahora, el pósito pasa a manos de la Fundación benéfica que seguirá los mismos criterios de adjudicación y decidirá como invertir los ingresos en fines sociales que beneficien a colectivos desprotegidos de vecinos de Villanueva del Campo.

Cinco personas gestionan la fundación benéfica, la figura del presidente recae en el alcalde, Manuel Febrero López, y también están representadas la Cámara Agraria Local, por Mariano Abad Anzules, la Asociación de labradores y ganaderos de Villanueva, a través de Julián Garduño Paniagua, la asociación de mujeres, que tienen a su representante en Maximina Gómez Pérez-a su vez edil en la oposición-, y el club de jubilados con Macario Fernández del Campo. También emplea a un secretario no patrono -el secretario del Ayuntamiento de Villanueva- y a un administrador que lleva las cuentas.

En su origen etimológico, un pósito era un silo municipal al que los labradores tenían la obligación de aportar una pequeña fracción de lo segado, y que después servía para abastecer a los vecinos más necesitados. Mediante préstamos de grano, los labradores más humildes podían sembrar, suplir las carencias de una mala cosecha o invertir en nuevas tierras y útiles.