La muerte de corderos y ovejas es una desgracia constante en Fresnadillo de Sayago y, a pesar de los intentos por descubrir al autor o autores de las sangrías, nada se sabe a ciencia cierta del predador que deja tras de sí semejante "sangronero".

Las bajas de ovejas denunciadas en los últimos años en este pueblo suman, por el número, un verdadero rebaño, pues superan las trescientas.

El ganadero de Fresnadillo de Sayago, José Manuel Garrote, lleva casi medio centenar de animales muertos en los últimos tres meses sin que hasta la fecha pueda acreditarse que predador es el verdadero causante por más que se trata de averiguarlo mediante la grabación de cámaras nocturnas instaladas en la zona. A la vista de las imágenes, el más descartado es el que suele llevarse todas la papeletas: lobo, y todas las sospechas hacen pensar en perros y zorros.

Es un goteo de muertes, de ovejas y algunos corderos, que ha llevado a solicitar al Servicio de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León autorización para abatir "al bicho que sea", porque, conforme a la especie, la responsabilidad recaerá en la Consejería de Medio Ambiente, en el dueño de los perros asesinos o, en su caso, en el coto de caza si es una que forma parte de los planes cinegéticos.

Las imágenes obtenidas no permiten identificar plenamente al artífice o artífices, pero "acreditan que en algunas ocasiones han llegado perros, al menos a comer los restos". También dan fe de que los zorros son una especie que merodea por el lugar. No se les ha conseguido filmar en pleno ataque, aunque la Guardería Forestal ha certificado en uno de los partes que el autor ha sido el zorro. Los ganaderos y cazadores saben que raposos "hay muchos" porque les ven rondar por todas partes, pero existe una cierta incertidumbre, no acaban de asimilar que este animal sea capaz de sembrar semejante número de muertes de ovejas hechas y derechas.

En la grabación de imágenes también aparece un animal que "es más grande que un zorro y más pequeño que un lobo", pero todavía no ha sido identificado.

Se han dado otras circunstancias o avistamientos, que incluso hacen sospechar que por los caminos de la zona circulan personas "con linternas". Ha llamado especialmente la atención el hecho de que, una noche, la cámara permaneció "cuatro horas sin grabar, sin que sepamos los motivos, y cuando volvió a funcionar filmó la imagen de una oveja muerta".

También sorprende que no se den daños tan repetitivos en otras explotaciones "cuando en un radio de unos 500 metros existen otras tres ganaderías, y en un radio de cinco kilómetros ocho explotaciones pertenecientes a Fresnadillo, Bermillo y Gáname".

El ganadero Domingo Garrote lleva un goteo de muerte de ovejas constante, con importantes gastos por cuanto que, debido a la franquicia del seguro, los tres primeros animales no los cubre la póliza y son numerosos los ataques que se saldan con una, dos o tres ovejas muertas.

Ante la incertidumbre, y el no saber qué animales provoca los daños, se ha recurrido a las cámara porque, según fuentes implicadas en aclarar el caso, la intención es pedir responsabilidades por los perjuicios.

Al tratarse de un escenario situado al sur del Duero, en el caso de que el predador sea el lobo la responsabilidad recaería en la Consejería de Medio Ambiente por tratarse de una especie no cinética y protegida, cuyo control se ha reservado a la propia Administración autonómica, que trata de resolver el conflicto quitando de en medio, a través de la patrulla del lobo, al cánido cebado en el ganado doméstico.

La responsabilidad recaería en el dueño, o de un modo subsidiario en el Ayuntamiento, en el caso de ser perros domésticos o asilvestrados los protagonistas de tanta muerte. Y se iría contra el coto de caza si, para sorpresa de muchos, fueran zorros los que se han especializado en dar muerte a ovejas con la pericia de un gran predador.

Domingo Garrote afirma tener "un promedio, entre unas cosas y otras, de unas 50 cada año". La consideración de "indeterminado" es rechazada de lleno por los ganaderos porque la existencia del cadáver prueba el destrozo, y el perjudicado quiere la indemnización correspondiente.

Las organizaciones agrarias reprochan que se utilice este calificativo y lo consideran una fórmula para descargarse del pago patrimonial.

"Es un tema complicado. El caso es que viene el cánido y mata la ovejas, y si no estás allí al poco tiempo los carroñeros, buitres y demás devoran las ovejas agorjadas" expresa Garrote. Añade que "necesitas una persona para que cuide las ovejas del lobo, y también quien cuide las ovejas muertas de los buitres y alimañas. Es así de puro y duro".

Los ganaderos se las apañan como mejor pueden para mantener vivas las ovejas y, paradójicamente, conservados y visibles los cadáveres para dar fe que corresponden a su propiedad. "Yo tengo en el coche plásticos o ropas para cubrirlas, o llamo a casa para que vayan y las cubran" Dice Garrote. Hay quienes tratan de esconderlas de los carroñeros bajo los árboles o entre la vegetación, otros tratan de demostrar ante Medio Ambiente el desaguisado echando mano de restos o puros vellones dejados por las alimañas.

Domingo Garrote, no obstante, asegura que "los pagos de los daños se hacen mejora ahora mejor que antes y se abonan en menor tiempo".