Sarracín dio la bienvenida al Año Nuevo poniendo alma, corazón y vida en la celebración de la mascarada de invierno de "Los Diablos", reviviendo una tradición donde se alternaron, juntos que no revueltos, los buenos deseos con la recogida de los aguinaldos casa por casa.

Ayer fue un día especial para Sarracín y para sus gentes pues se cumplieron 30 años desde que el 1 de enero de 1988, tras caer, sufrir y vivir la triste muerte de la indiferencia y el olvido, Los Diablos volvieron a salir a recorrer las calles del pueblo para regocijo de los hombres y mujeres, niños, jóvenes y mayores.

Seis lustros después pudieron compartir la tradición quienes sin lugar a dudas contribuyeron entonces a recuperar y salvar la peculiar Obisparra y quienes ahora se han comprometido para mantener las costumbres heredadas de sus abuelos, muchos no habían ni nacido en aquel lejano 1988.

El joven Josué Pérez Moldón fue el encargado este año de darle vida al admirado y siempre temido "Diablo Grande". Carocha negra, de viejos corcho, de vieja colmena, de rojos ojos, nariz, orejas y labios pajizos, cuernos de cabra doméstica y colmillos de jabalí salvaje; cubriendo la cabeza con una piel de cordero "Rebitajado", portando sus imponentes tenazas de escalera rematadas con cornamenta de cabrío. Javier Baladrón Vara representaba al "Diablo Pequeño". Ambos con sus cencerras rompiendo, entre luchas y carreras, el silencio de la cercana sierra de la Culebra.

En total son once los personajes en Sarracín y los nueve restantes fueron encarnados por Cristian Fernández Ríos (Filandorra), Mar Villar Molinero (Rollón), Mario Fernández Vara (Galán), Sergio Pérez Canas (Dama), Adrián Arias Blanco (Molacillo), Cristian Morais Canas (Ciego), Diego Ochoa Fernández (Hombre del Saco) y Manolo Folgado Casas y Fermín del Río Fernández (Gaiteros).

Larga e intensa fue la Nochevieja de 2017 en Sarracín de Aliste, más aún si cabe para los más jóvenes, pero al alba, allí estaban los guardianes de la tradición, algunos incluso sin haber visto la cama para, a las 9 en punto, tomar la salida desde las inmediaciones de la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel.

La primera y obligada visita fue a la casa del alcalde pedáneo del pueblo y concejal Germán Matellán Fernández: "Los Diablos en Año Nuevo como San Antonio el día 13 de junio son parte de la vida y de la tradición de Sarracín y entre todos tenemos el deber y la obligación de preservarlos, que nuestros hijos y nietos las conozcan y las disfruten como algo suyo y muy propio", declaraba el edil.

Gritos, persecuciones, saltos, danzas y bromas hasta llegar la primera pelea en la plaza De la fuente. Año Nuevo volvía a ser una jornada para volver a los orígenes antropológicos, sociales, culturales y humanos. Convivencia y hermandad hasta finalizar al atardecer con la convidada popular donde los vecinos de la tercera edad y los más jóvenes refrendaron su compromiso para garantizar el recambio generacional y la supervivencia de los Diablos.