Pozuelo cumplía ayer con su más ancestral costumbre religiosa y pagana: el Tafarrón. Vecinos y emigrantes, -los hijos de estos que aún habiendo nacido en la diáspora jamás olvidaron ni olvidarán la tierra y los orígenes de sus antepasados-, jóvenes y mayores, todos pusieron alma, corazón y vida a una peculiar mascarada de invierno donde han perdurado y conviven siempre unidos los valores de la comunidad, humanos, sociales y gastronómicos.

Las mascaradas de invierno, también el Tafarrón, antaño eran cosa de varones. En Pozuelo tras aprobarse la entrada de la mujer hace varios años de los 12 personajes 9 fueron mujeres.

El Tafarrón, con su llamativo y atractivo traje de pajas, volvía a cautivar con su ritos y carreras encarnado este año por el joven Adrián García González, de Madrid. La Madama, Alejandro Menéndez Gago, se lesionó en la noche de Navidad en una de las carreras por la travesía de la Nacional 631 y ayer hubo de ser sustituido por María Manzanares Clemente y Cristina Cordero Alonso: las Alcaldesas.

Los encargados de organizar "La Función" fueron los cuatro Mayordomos: Sergio Moráis, Nerea Carregal, Nacho Román y Alejandra Casado. El Tafarrón ofrecía ante San Esteban como signo de perpetuidad al niño Yael Román Rodríguez nacido el día 13 de diciembre en Valladolid.

El ciclo de cada mozo o moza se ciñe a tres años: el primero se presentan voluntarios como Entrantes, al siguiente automáticamente pasan a ser Mayordomos y al tercero por sorteo a Tafarrón, Madama y Alcaldes. El Tafarrón de Pozuelo sigue vivo.