"Seguiré contando al mundo la verdad al mundo, aquella que me marcó para siempre". Javier F. L., la víctima de abusos sexuales por parte del sacerdote y ex párroco de Tábara José Manuel Ramos Gordón, ha enviado una nueva carta al papa Francisco tras no recibir respuesta en otra anterior remitida a la Santa Sede, en noviembre de 2016, ni a los escritos presentados por su abogado en el Obispado de Astorga reclamando una reparación de daños "como en otras partes del mundo".

La víctima expresa al Pontífice su "frustración" e "indignación con el trato que se me está dando, han sido dos años y medio de proceso, de abrir heridas, de exponer ante extraños algo tan íntimo y doloroso como los abusos que sufrí y cuyas secuelas aún arrastro para que el Obispado diga que es un caso cerrado".

Javier F. L. dice sentirse "despreciado y humillado; mi verdugo cumplió una condena llena de homenajes, le siguieron protegiendo bajo un manto de silencio manchado y lo llamaron pena justa". El exseminarista, que sufrió los abusos durante el curso 88-89 cuando Ramos Gordón era profesor en el seminario menor de La Bañeza, le cuenta al papa Francisco que lleva "treinta años cumpliendo una condena que no pedí, ni mucho menos busqué, y cuando al fin ves una puerta abierta para purgar heridas, cuando consigo abrir un proceso, el resultado es devastador y absurdo".

Insiste en denunciar la "ridícula" sentencia de un año apartado del oficio de párroco (tras hacerse público el caso el propio Ramos Gordón pidió la jubilación) y pregunta por la "responsabilidad de los cómplices, de su gran pecado de omisión". A lo largo del proceso, F. L. ha denunciado el "silencio de los que lo sabían", en referencia a otros sacerdotes que prestaron declaración por unos hechos "que están ahí, no se pueden negar".

Tras conseguir el reconocimiento de los abusos por parte de Ramos Gordón y una sentencia canónica, la víctima batalla por obtener una reparación económica como se ha hecho y se continúa haciendo en otras partes del mundo.

F. L. recuerda en su carta al papa Francisco que "en otras Diócesis se han hecho reparaciones millonarias, incluyendo los casos prescritos, como en Estados Unidos, Irlanda o Alemania. ¿Acaso mi hermano y yo somos menos víctimas que ellos? No comprendo el criterio que se sigue para determinar quién ha de ser reparado y quién no".

La víctima rechaza el argumento expuesto por el obispo de Astorga en el sentido de que F. L. "ha pedido el resarcimiento económico fuera del proceso" como ha declarado Juan Antonio Menéndez en una entrevista a este diario. "Durante el proceso no ha pedido nada y, por tanto, yo no puedo hacer ese resarcimiento sin que hubiera una sentencia canónica o civil, ya que sería malversación de fondos, pero el caso está prescrito" expresaba el prelado.

Sin embargo el exseminarista apela a las manifestaciones del vicario judicial durante el la instrucción del caso planteando a la víctima la posibilidad de una reparación económica por el daño que se le causó. "Haremos lo que se pueda y esperemos que el proceso sea satisfactorio. Son dos procedimientos distintos, uno es el de castigar ese delito y otro es el de reparar el daño. Y sobre eso nos tienes que decir algo; cómo puede la iglesia asumir, aunque sea subsidiariamente, o cómo tiene que asumir José Manuel el daño que os ha causado. Iremos viéndolo" la comentó el vicario a la víctima en una de sus comparecencias en el obispado, en julio de 2015.

F. L. manifiesta en la misiva al papa Francisco que "hasta que no se consiga que se nos trate con un poco de respeto y se reparen los daños causados, como ya se ha hecho en otras partes del mundo, seguiré haciéndole llegar mi sentir y mi total desacuerdo con el trato que se me está dando".