En Aliste, Tábara y Alba se mantiene una tradición de siglos: el cerdo ha de tener para su sacrificio como mínimo un año de vida. Antaño, cada 11 de noviembre los Marquesados de Tábara y Alcañices y el Condado de Alba de Aliste, recaudaban la "martiniega" en forma de gallinas, cabritos, corderos, terneros y cerdos.

Alistanos, tabareses y albarinos sabían que obviamente el recaudador de su señor iba al corral a coger los mejores, por eso ellos se adelantaban y escogían el de la matanza del año siguiente que se escondía en el monte para que no cayera en manos de la nobleza.