El ganadero de Quintanilla del Monte de ovino, de raza Assaf, David Ares Morán, ha denunciado la muerte de una decena de ovejas y de otras tres heridas a consecuencia de un ataque de lobos.

El estrago le ha causado una evidente indignación pero era algo que parecía anunciado porque el titular de la explotación ya venía viendo al lobo “merodeando” por la zona, hasta el punto de tener fotografiado al posible artífice de los hechos en el móvil.

El suceso ocurrió en la noche del sábado al domingo y el ganadero fue informado del desastre hacia las 9.30 horas de la mañana cuando los pastores se acercaron a la nave para atender al ganado, integrado por unos 350 animales a punto de parir y unas 200 cancinas.

Ares Morán pone de manifiesto que es la primera vez que sufre el ataque de lobos y muestra su extrañeza porque haya ocurrido en las inmediaciones del pueblo de Quintanilla, donde está ubicada la nave cubierta y el cercado donde se encontraban resguardadas las ovejas. Señala que cuenta con mastines, que mantiene atados por hallarse la explotación próxima al pueblo.

La presencia del lobo y la degollina provocó “una revolución de los perros” del pueblo, que formaron “un lío impresionante”. Tal fue la aullariza y la alteración que causó que uno de los perros “se enrató y medio se degolló con la cadena” por lo que debió ser atendido de las heridas por el veterinario de la zona. Esta algarabía de los perros se piensa que pudo evitar una mayor tragedia al obligar al lobo o lobos atacantes a abandonar el lugar con mayor presura. Con todo, entre el degüello de las ovejas muertas aún hubo tiempo para dar cuenta de parte de uno de los animales.

En el criterio del ganadero Ares Morán la solución pasa por abatir al cánido, y reitera que Quintanilla del Monte no es una zona lobera donde fuera previsible el ataque de los cánidos. Las sospechas es que el predador se halla hospedado en el monte El Raso, de Villalpando, aunque también se apunta que puede estar refugiado en cualquier otro lugar de la campiña cerealista.