Propietarios de viñas familiares utilizadas para la producción de uvas para la elaboración de vinos de consumo propio consideran a 2017 como el peor año del siglo XIX. Argumentan que "muchas viñas no hizo falta vendimiarlas porque no tenían ni una uva". Hay coincidencia en que uno de los principales factores negativos fue la climatología, sequía (altas temperaturas y escasez de lluvias) y heladas, se culpa también de parte del mal año a los daños de la fauna salvaje.