La mala situación financiera de la empresa Arcebansa ha dejado a medio hacer la obra de mejora del camino rural asfaltado que une las localidades de Carbajosa y Pino del Oro, que arrancó a finales de junio y fue suspendida antes de que acabara el verano, cuando la adjudicataria había desbrozado los márgenes de la vía y re-perfilado las cunetas pero no había extendido todavía la doble capa de rodadura que debería acabar con los enormes socavones que minan la calzada, algunos de los cuales ocupan la mitad de su anchura. La compañía zamorana ganó en concurso público este contrato, por 330.294 euros y con un plazo de ejecución de tres meses.

Los usuarios de la vía, cansados de esperar y en vistas a que la obra no parece que se vaya a ejecutar en el futuro próximo, han retirado el vallado y las señales que indicaban el corte de la carretera por obras y han vuelto a circular por la vía, con la precaución habitual en la conducción debido al mal estado del firme.

Desde el ayuntamiento de uno de los municipios afectados por el parón de la obra, el de Pino del Oro, indican que ahora la Diputación de Zamora debe adjudicar el contrato a una nueva empresa para su ejecución, algo que "probablemente se prolongará en el tiempo porque previamente se debe de deshacer el contrato actual que existe con la empresa que está en esa situación" de concurso de acreedores, indica el alcalde, Jesús Ángel Antón.

Este camino asfaltado comunica Pino y Carbajosa en un trayecto de seis kilómetros, evitando a los usuarios un largo rodeo por Villalcampo y la carretera Nacional-122 que obligaría a recorrer 28 kilómetros para llegar al pueblo vecino. Según indicaban desde la Diputación en el momento de comienzo de las obra, se trata de una prioridad para la institución provincial porque "satisface unas necesidades de infraestructuras viarias básicas para la población de ambos municipios, más aun tratándose de un camino rural asfaltado que da servicio a otros pueblos colindantes".

Este fue uno de los caminos seleccionados para el primer plan de la Diputación para reparar los caminos rurales asfaltados, que son de competencia municipal desde que la Junta de Castilla y León los cediera en los años 90 a unos ayuntamientos demasiado pequeños como para costear su mantenimiento.