La ermita del Cristo de San Esteban se ubica a unos 300 metros de la fuente de "Pilo el Moro", dentro de un recinto castreño de alrededor de 4,5 hectáreas, muy cerca de la acrópolis que tuvo su ocupación primitiva en la Primera Edad del Hierro. En época tardoromana se reparó la muralla y su ocupación con fines defensivos. Las estelas romanas incrustadas en las paredes del templo del Cristo a si lo delatan, como la posterior aparición del ancestral "Verraco". La ermita es una construcción sencilla de una sola nave, con capilla mayor y a la derecha una pequeña sacristía. En el lado sur cuenta con contrafuertes.

La primera referencia documental data principios del siglo XVII, delatándola como un gran centro de veneración donde se le atribuyen al "Cristo Emberronao" milagros. Así en 1706 entre sus pertenencias estaban "velas y alcancías en reconocimiento a su milagros". Llegado el momento de la sequía y la falta de agua los moleños recurrían a su Cristo: "Por esos clavos de acero/ que tenéis en vuestras manos / de corazón os suplico / que nos reguéis los sembrados"

Tal era la veneración que aparecía frecuentemente en los testamentos. Según las investigaciones de José Lorenzo Fernández: El 9 de diciembre de 1710 Mateo Gallego incluía entre sus últimas voluntades: Veinte misas que se digan cantas por el cura de dicho lugar en el altar del Santo Cristo e San Esteban". Allá por 1733 aparecían 44 caras de cera, 19 pies, 18 manos y 10 niños también de cera. En la visita de ese año se recogía la existencia de tres mortajas de hombre y una de mujer colgadas en la pared, más doce de niños,