-El castañicultor ha pasado del orgullo y la esperanza a la máxima preocupación.

-El chancro, la tinta y ahora la avispilla se han convertido en una cruz difícil de llevar pues no es de agrado plantar árboles y ver como se secan. Es algo muy tuyo, propio y eso duele. El problema de la tinta es complicado, los tratamientos son muy caros y resulta imposible la lucha. Al chancro intentamos ponerle freno. Hace varios años la Junta de Castilla y León llevaba muy avanzado el asunto de las vacunas, aunque luego llegó la crisis y los recortes y sin fondos se paro la cosa. He tenido reuniones con la Junta y la idea en principio es poder continuar con las vacunas en Aliste en 2018. Es algo vital.

-Aparte cada castañicultor alistano toma y debe tomar las máximas precauciones.

-Siempre se ha dicho que vale más prevenir que curar y es cierto. A la hora de hacer las labores de podara e injerto aconsejamos tomar todas las precauciones, la principal desinfectar muy bien las herramientas. Las ramas que se vayan cortando hay que quemarlas allí mismo y lo antes posible; transportarlas a casa para la lumbre o depositarlas en otros lugares podría propagar aún mas las enfermedades y las plagas. Hay que tener mucho cuidado.

-¿Qué tal han salido las plantas del clon 90.044 que plantasteis el pasado invierno?

-En principio bien. Ahí están. Nuestros asociados han plantado alrededor de 2.000 castaños que en teoría serán aptos para la producción de madera, con fruto grande y un vigor elevado, resistentes a la tinta, para obtener castañas grandes y sin tabicación.

-¿Cómo está el tema de la avispilla?

- En Aliste parece que no hay problemas pro el miedo es libre. Nosotros de momento no volveremos a traer plantas de fuera como prevención.