La fauna salvaje empieza a ser un problema de primer orden también para los ganaderos de Sayago, que en un año tan seco ven cómo jabalíes y últimamente corzos, aprovechan charcas y abrevaderos para saciar la sed, cuando no tirar también del alimento. "Con lo que nos está costando dar de comer y beber al ganado este año, encima tenemos que aguantar que vengan todos los bichos".

Marcelo Mozo y Jesús Ledesma, ganaderos de Bermillo y Muga de Sayago respectivamente, ponen voz a la desesperación de un sector que si este año no tenía bastante con la sequía que ha reducido a la cuarta parte la cosecha de forraje, se encuentra con la creciente "invasión" de la fauna. "En los últimos cuatro o cinco años ha sido exagerado, no solo el jabalí que siempre ha andado por aquí, ahora también son los corzos" expresa Mozo. Más allá de los daños que pueden provocar estos animales, lo que verdaderamente empieza a preocupar a los ganaderos son las enfermedades.

"La Junta sabe que los jabalíes están afectados por la tuberculosis y no se está controlando la población. Si a nosotros nos permiten solo 1 UGM (Unidades de Ganado Mayor) por hectárea, por qué no se limita igual la población de estos animales salvajes, porque vamos a tener un problema con nuestras ganaderías; la situación se descontrola" advierte el ganadero de Bermillo y vicepresidente de Asaja de Zamora.

El problema se magnifica en una comarca eminentemente ganadera como la de Sayago, por eso los productores reclaman medidas de control de la fauna salvaje. "Tienen que autorizar batidas" demandan. "Hace 20 años ver un jabalí por esta zona era como si te encontraras a un elefante y ahora no es raro encontrarte con manadas de 14 ó 15 por los caminos" comentan mientras muestras las marcas de los animales. "Todas las semanas hay algún accidente con bichos" certifica Mozo.

Las huellas de la presencia del jabalí son cada vez más evidentes y frecuentes. Jesús Ledesma encuentra a diario señales del cochino, "y eso que no ha empezado a llover". Son visibles tanto en caminos, con la tierra levantada y hozada pese a la sequedad del terreno, como en los huecos que tienen hechos en los vallados de las fincas, logrando formar pasos hasta llegar a los escasos puntos de agua donde bebe el ganado. Por eso no es extraño encontrar la tierra revolcada en las orillas de las charcas, donde los jabalíes encuentran su pequeño oasis entre tanto secarral. La humedad también atrae a otras especies como corzos, tejones y zorros.

"Este año las charcas las tienen reventadas" comenta Jesús Ledesma. "Hemos visto a los corzos entre las vacas comiendo de la tolva de los terneros" cuentan los ganaderos. A estas alturas, cuando las charcas, arroyos y cadozos tenían que estar empezando a recuperarse de la sequía del verano, este año no hay gota de agua. Ni ha llovido ni se esperan "alegrías" en el mes de octubre. "Nos cuesta dinero dar de beber al ganado" se quejan estos criadores de vacuno, que como todos los ganaderos cargan con cubas y cisternas móviles para atender a sus animales. En Sayago llevan así desde el mes de junio y a mediados de octubre la situación no ha cambiado.

"El motor de Sayago es la ganadería y todo son problemas; como esta actividad se acabe a ver qué pasa con los pueblos" advierte Marcelo Mozo, quien como Jesús Ledesma forma parte de las minoritarias generaciones más jóvenes que están al frente de las explotaciones sayaguesas. "Es muy bonito defender esto desde un despacho, pero tenemos que seguir luchando porque yo me resisto a que esto quede abandonado" sentencia Mozo.