La población de Hedroso vive "más que con indignación" el desarrollo de un incendio que se ha llevado por delante árboles tenidos en la niña de los ojos y calcinado gran parte del valle del río Pedro. Las llamas alcanzaron también terrenos de la sierra plantados de aerogeneradores, que ayer giraban sin cesar gracias al viento reinante y que, además, atizaban el fuego complicando las labores de control.

"Se están quemando árboles centenarios, ha ardido todo el monte de Hedroso y ha llegado hasta la sierra, hasta Os Queirugais, al pie de los eólicos. Además del desastre ecológico, ahora vendrán otros problemas como no dejar cazar ni pastar a las vacas de un ganadero asturiano que reside en Lubián pero que, evidentemente, también las dejamos pastar en el nuestro para que desbrocen" expresa una residente en Hedroso ,que sigue con pena cómo las llamas devoran el paisaje a pesar de la actuación del operativo contraincendios desplazado al lugar.

El incendio se originó a primeras horas de la tarde del pasado jueves en las inmediaciones de la subestación eléctrica de Lubián, que recibe la generación de parte de los parques eólicos de la sierra, y que luego se adentró en terrenos de Hedroso y el valle surcado por el río Pedro.

En las tareas de extinción participan, según informó ayer tarde en su parte el Servicio de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, un técnico, tres agentes medioambientales, un helicóptero de las bases de Rosinos de la Requejada, otro de Guadramiro, otro de Villardeciervos, dos helicópteros de Laza, otro de Villaeles, un helicóptero de coordinación (Hotel), seis cuadrillas especializadas de lucha contraincendios, dos brigada de refuerzo, un bulldozer, dos autobombas y tres seis cuadrillas de tierra. La Junta desconocía ayer tarde la posible causa del siniestro, que seguía activo.

Fuentes de la intervención hacían hincapié en las grandes dificultades existentes para actuar en una orografía escabrosa invadida por los humos y donde incluso los medios aéreos debían actuar con cuidado para salvar los tendidos eléctricos que recorren el escenario.

La población seguía con desencanto la evolución del incendio y cómo el paisaje ceniciento iba ganando terreno a medida que arrasaba vegetación y arbolado. Su malestar estaba a flor de piel por los impedimentos impuestos para realizar desbroces o quemas controladas que, en su criterio, evitarían estos episodios y destrozos. "El agente medioambiental que nos ha tocado en suerte, y al que hay que pedir mil permisos y que pone cien pegas, y siempre está pendiente de los plazos para dejarnos desbrozar, estará satisfecho ahora que ya está todo desbrozado sin permisos ni nada; tiene que estar enchido de felicidad por el trabajo bien hecho" expresa una mujer de Hedroso. No obstante, destaca la profesionalidad de los agentes medioambientales intervinientes. No parece importar la quema del monte bajo, pero sí del arbolado frutal aprovechado por los residentes, como son los castaños. La campaña de incendios sigue adelante por existir un riesgo "medio".