El Ministerio de Fomento ha puesto en marcha un proyecto experimental, a base de rastros de feromonas y repelente de orina de lobo, para minimizar el impacto de la fauna en la carretera Nacional 631, aprovechando el cerramiento del Trazado de Alta Velocidad entre Tábara y Litos. El proyecto se ensayará al menos durante un año en un tramo de 5 kilómetros de la recta de Litos, en paralelo a dos puntos de paso de fauna y uno de vehículos construidos en el trazado del AVE.

El falso túnel del Alto de Sazadón se convierte, además, en un corredor de fauna tras la construcción del vallado que ha aislado la infraestructura a cualquier paso, animal y humano, para garantizar la seguridad. El cierre ha concentrado el paso de animales sobre determinados puntos de la polémica carretera por el número de accidentes que registra anualmente.

En una primera fase, a finales del mes de agosto, se instalaron todas las señales de limitación a 50 kilómetros hora, en dos tramos de 350 metros, que coinciden con las zonas utilizadas habitualmente por los animales al desplazarse por este territorio. El lugar de tránsito de la fauna quedó reflejado en el estudio de Impacto Ambiental del AVE, que propició la construcción de los pasos de animales en los lugares señalados.

En una segunda fase, a primeros del mes de septiembre, se instalaron el repelente de orina de lobo y las feromonas de las especies que transitan por el territorio. La finalidad de la orina del lobo es evitar el paso de animales por esas zonas. Los botes con el líquido están colocados en estacas a ambos lados de la carretera en varios tramos a lo largo de estos cinco kilómetros experimentales. El repelente desprende un fuerte olor, hasta el punto de que los operarios que lo instalaron tuvieron que tirar los trajes a la basura por la fuerte impregnación del líquido.

A los pocos días de instalar las estacas, algún conductor sustrajo uno de los botes que apareció tirado unos metros más lejos. Introducir uno de estos frascos en el interior de un vehículo es desaconsejable por el fuerte olor que queda en su interior, aparte de ser un gesto de vandalismo.

Las feromonas de las especies de la zona, ciervo y jabalí, impregnan las zonas concebidas para canalizar el paso de la fauna, que coincide con esos dos tramos señalizados a 50 kilómetros por hora, que tantas críticas han levantado entre los usuarios de la vía, la principal carretera que comunica el noroeste de la provincia con la capital. Este método de uso de repelentes se ha empleado en el Principado de Asturias, en un proyecto de colaboración entre el Ministerio de Fomento y la Consejería de Medio Ambiente, que está dando resultados positivos.

En una tercera fase se ha completado con señalización visible de advertencia de fauna a lo largo de 25 kilómetros, tanto en dirección Zamora como en dirección a Mombuey. Las limitaciones de velocidad, que afectan a dos tramos, puede suponer 12 segundos más de tiempo en el viaje de circular a 70, según la valoración de expertos de Fomento.

El proyecto experimental podría extenderse a otros tramos de la nacional, dependiendo del resultado que se obtenga a lo largo de un año. La finalidad del experimento es evitar y reducir el número de accidentes.

El proyecto experimental se ha sufragado con una partida adicional de la Dirección General de Carreteras, fuera de la actividad de mantenimiento de la carretera, como señala el Ministerio de Fomento.

El riesgo de accidentes, el aumento del tiempo de viaje desde Sanabria y las sanciones por la colocación de los cinemómetros han puesto a la fuga a los conductores. Las señales "fosforitas

La que era la principal vía de comunicación de los pueblos del noroeste de la provincia, N-631, empieza a sufrir drástico del tráfico y la repercusión en establecimientos y negocios a pie de carretera, Pozuelo de Tábara, Tábara y Otero de Bodas. Los conductores optan por la autovía A-52 hasta Benavente y la A-66 hasta Zamora, medio centenar de kilómetros más de recorrido, como se comenta habitualmente en los bares de Sanabria.