La Denominación de Origen Arribes espera recoger esta campaña unos 700.000 kilos de uva, tras un año que ha estado marcado por una climatología adversa por la persistente sequía, por un golpe de granizada y una helada que también afectó al desarrollo de los viñedos y, por último, por los incendios forestales que han afectado a parte de Arribes del Duero, aunque sin entrar de lleno en los viñedos gracias al cuidado y limpieza de los mismos.

La cosecha puede haber caído "un 15%" en la estimación del enólogo de la Denominación de Origen Carlos Capilla.

En estos momentos solamente están pendientes de recoger el producto la Hacienda Zorita, en Fermoselle, y la cooperativa de Aldeadávila de la Ribera.

Capilla destaca, no obstante, que será "una añada muy buena, que pasará a la historia", y hace alusión a que debido a la climatología reinante este año los racimos han cargado "menos fruto y son menores pero, a cambio, son de un fruto de excelente calidad".

La incidencia ha afectado por igual a las variedades de tinta y de blanco, con un 90 por ciento de tinta y uno 10% de blanca.

Es de señalar que una fuerte helada causó un importante daño, pero solamente afectó a un área concreta de la zona vitícola de Arribes del Duero que, en casos, solo tocó a parte de una misma parcela. También las llamas desfilaron por las lindes de numerosas viñas sin llegar a adentrarse en ellas, aunque las altas temperaturas del fuego afectaron a las cepas de las líneas más próximas a la zona tomada por el incendio.

La Denominación arribeña integra a un total de diecisiete bodegas y extiende su viticultura por una superficie de unas cuatrocientas hectáreas de terreno.

Arribes del Duero fue una de las áreas donde el descepe, subvencionado por la comunidad europea, barrió de su superficie importantes viñedos.