El Ayuntamiento de Vega de Villalobos se ha visto obligado a tomar medidas para poner freno a una decena de vecinos "molestos" y bastante peculiares: les encanta correr, comer verde y tienen cuatro patas. Se trata de una yeguada que adquirió el hábito de escapar del prado en el que viven, rompiendo la cerca cuando era necesario, para darse un garbeo por el entorno del pueblo con el consecuente incordio para sus habitantes. Cruzaban la carretera, invadían fincas e incluso desarrollaron un gusto por la remolacha que se cultiva en una parcela próxima a la suya.

Los caballos habitan un extenso prado verde, con espacio para correr y con suficiente pasto y agua para su supervivencia, pero en el deteriorado estado de la cerca que los guarda, de alambre de espino enjaretado por unos viejos palos medio destartalados, vieron una oportunidad de ampliar horizontes y degustar nuevos manjares. Haciendo uso de su fuerza y de su tamaño este verano lograron abrir varios huecos en la valla para entrar y salir a placer del redil, pero la libertad siempre acarrea consecuencias, y en este caso los agricultores y vecinos de Vega de Villalobos no estaban dispuestos a pagar las juergas de los équidos de otro. Los destrozos en las tierras de cultivo no fueron bien recibidos, y tampoco sus incursiones en caminos y carreteras.

El prado es de titularidad municipal, pero los animales pertenecen a un arrendatario -de otro pueblo de la zona- que dejó de abonar su renta, por lo que el Consistorio está litigando para recuperar su propiedad. El ganadero tampoco respondía a los requerimientos para subsanar los defectos en el cercado, por lo que el alcalde ha tomado la determinación de utilizar recursos municipales para "remendar" los puntos que los caballos utilizaban en sus escapadas por Vega de Villalobos. Con un poco de alambre, algo de madera y unos metros de cuerda se está consiguiendo, por ahora, disuadir a los corceles de volver a abandonar el redil. "Esto no lo tendría que hacer el Ayuntamiento, pero es mejor así que arriesgarnos a que los caballos causen un accidente", explica el alcalde, José Luis Navia de Caso. El prado municipal en el que habitan los caballos se encuentra próximo a la carretera que conecta Vega con Villalobos, y también cerca del casco urbano.

El arrendatario de la parcela y propietario de los caballos no puede pagar la renta debido a un embargo judicial, y en caso de desalojo no tendría un lugar alternativo donde llevar a los animales. Por eso está buscando algún amante de los équidos o alguna asociación naturalista que pueda prestarle ayuda o que llegado el momento pueda hacerse cargo de la yeguada, quizás incluso un letrado que le represente en el proceso judicial para defender sus intereses y los de los animales. En su actual morada los caballos tienen suficiente alimento y espacio para vivir en semilibertad, presentan buen aspecto y, de hecho, en los últimos meses han criado y siguen haciéndolo, pues dos de las hembras parecen estar preñadas. Lo único que no pueden hacer estos caballos es volverse a comer la remolacha del vecino.