Pese a que el comunicado de los caballistas fue publicado en una plataforma digital, el intento de boicot quedó finalmente en "papel mojado". Cientos de aficionados se concitaron en la tarde de ayer en Villarrín para asistir al tradicional encierro campero de la localidad haciendo caso omiso a las intenciones de un grupo de caballistas que el pasado miércoles difundían un escrito a través de las redes sociales instando a los demás jinetes a no participar en dicho espectáculo.

Según alegaban en el escrito, los promotores de la iniciativa perseguían solidarizarse con un conocido caballista que en la edición del pasado año había sido multado por el uso de una garrocha con rejo no permitida, según la normativa que regula este tipo de festejos populares.

Así, los dos toros de la ganadería de los Hermanos Bragado protagonizaron el festejo según el guion previsto en un encierro en el que no hubo que lamentar incidencias destacadas salvo el revolcón de un joven sin mayores consecuencias. En cuanto a la afluencia de público, la alcaldesa de la localidad, Conchi Gómez, se mostraba satisfecha: "Hemos sido los suficientes como para que el encierro se pudiera llevar a cabo, ha habido años de mucho más y otros años de muchos menos, pero es una media aceptable", manifestaba. "El único interés del Ayuntamiento es hacer los espectáculos para que la gente lo disfrute", añadía, quitando hierro a la polémica.

Un espectáculo de fuegos artificiales y la verbena a cargo de la orquesta Kronos protagonizaron el fin de la jornada festiva en honor al Cristo.