La villa de Tábara vivió un verano más uno de sus días más importantes del año con la celebración de la "Virgen del Carmen", una protectora de marineros y mares, que cuenta con cientos de devotos allá en los valles y cumbres de la Sierra de la Culebra. Los mayordomos fueron Juan Ballesteros y su esposa María José Fariñas.

El párroco Carlos Hernández ofició la misa acompañado por Luis Hernández, sacerdote más joven de la Diócesis de Astorga y ordenado en julio, y Avelino, religioso tabarés, en una iglesia de la Virgen de la Asunción repleta de feligreses. Uno de los momentos más emotivos, religiosos y coloridos fue la procesión sacada a hombros por los tabareses, engalanada con cientos de flores. Finalizada se subastaron los brazos de las andas para introducir a la Virgen del Carmen al templo y los ramos que lució en su día la Gran Señora.

El folclore corría a cargo del folclorista carbajalino Alfredo Domínguez Prada y del grupo de la danza del paloteo tabaresa que, dirigido por Carlos Fresno Gago, ofreció varios lazos. La comida de hermandad y convivencia congregó en "El Cubo" a alrededor de 130 cofrades. Los orígenes de la fiesta de la Virgen del Carmen en Tábara se remontan a 1948, cuando se creaba su cofradía. Emilia Fresno, una tabaresa, hizo una promesa a la Madre de Dios en unos momentos difíciles para ella y su familia: su marido Manuel Casas se enfrentaba a una dura enfermedad de la que salió bien tras pasar por las manos en Zamora del cirujano madrileño José Luis Maroto.