Los tarros de miel auténtica esta campaña serán mucho menos abundantes y, en casos, de menor cuantía. Los apicultores zamoranos están descubriendo en estos momentos sus colmenares y estiman que la producción será "un 90% inferior a un año medio", con no pocos colmeneros dejados de vacío, y todos ellos obligados a comprar sustitutivos de polen y néctar para alimentar los enjambres este invierno, para mantener las cabañas de abejas y para conseguir la recría.

Para colmo, aventuran que las enfermedades estarán al alza porque al "perro ruin todo se le vuelven pulgas" en expresión del apicultor tabarés Pedro Vega.

El presidente de la Asociación Zánganos Zamoranos, Roberto Peña, señala que "es una campaña pésima, como no se conoce en medio siglo". "Hay gente que no ha sacado miel y algunos han pedido a Valencia levadura de cerveza para hacer un alimento suplementario y que la cría tenga vitaminas. Se pretende que queden fuertes de cara a la primavera y es que la que nace en septiembre u octubre es la que más vive porque no trabaja".

Es una campaña penosa que viene a sumarse a un anterior año de 2016 también para olvidar, porque las pérdidas se cifraron en más del sesenta por ciento.

El presidente de la Asociación Profesional de Apicultores Libres Sanabria-Carballeda, José Antonio González, expresa que "este año, aquellos que tengan algo recogerán para el consumo propio y para los clientes más allegados, pero no para la venta al por mayor". Justifica esta situación "en la falta o en la escasa floración, y en la enorme sequía", que ha afectado a prácticamente todas las especies de plantas melíferas. "Desde el mes de agosto hay que alimentar a todos los enjambres nuevos. No tienen ni para ellas y hay que estimularlas para que las reinas críen y pueda pasarse el invierno". Anda, pues, el sector apícola cosechando un mínimo y luchando por salvar sus colmenares reservando miel en los cuadros y nutriendo a los enjambres con alimentos sólidos o líquidos.

Pedro Vega afirma que "el 90% de las pérdidas están garantizadas" e indica que "hay apicultores que han llegado al extremo de comprar miel para regalar". En su caso manifiesta que ha podido "sacar un poco más porque las he movido siguiendo las mejores floraciones con las colmenas más potentes", pero con todo, recalca, "he perdido un 75%".

Roberto Peña, que ayer descubría con cierta sorpresa que los cuadros de algunas colmenas aparecían completamente limpios, tal y como se habían instalado con esperanzas de que se colmaran, asegura que "este año el negocio será mínimo". Considera que recogerán un poco de miel "aquellos que las han trabajado", y estudia "el cambio de formato" de los envases, es decir reducir las cantidades "y pasar de vender por kilos a hacerlo por medios o cuartos de kilo".

Los apicultores están a la expectativa en lo tocante a la comercialización y a los precios, que unos afirman que "no tendría ningún sentido venderse el producto por menos de seis o siete euros el kilo", otros que en los mayoristas deberán "doblar y pasar a unos cinco euros el kilo y no a los 2,5 del pasado año".

Exquisita calidad

Todos coinciden en destacar que "la cantidad es poca pero la calidad exquisita, porque está muy concentrada".

El sector aventura un año de mayor incidencia de la varroa por el estado en que se hallan las colmenas. José Antonio González reitera que "los enemigos de siempre se ha multiplicado", como es el caso de los avispones que, según afirma, "se incrementan con la presencia de trashumancia porque las colmenas se van pero quedan los insectos para masacrar las abejas que quedan". También hace alusión a los abejarucos que, indica, "suben cada vez más pronto y los programa de cría de reinas los echan al garete. Comen las abejas que entran llenas de polen, no las que salen, porque son asesinos pero no tontos".

No faltan las críticas a la introducción de miel de otros países que no han sufrido la sequía de Zamora y que, por el contrario, "nadan en agua, como China". En cuanto a las ayudas a la apicultora consideran que la subvenciones a la polinización deben ir destinada a todos los apicultores sin reparar en un mínimo de colmenas.