La Raya de Aliste y Tras Os Montes vivía tal día como ayer y hoy, pero hace ya 250 años, una de las jornadas romeras, devocionales, feriales y jubilares más importantes de la Era Cristiana. Hombres y mujeres, niños, jóvenes y mayores dejaron sus labores campesinas previas a la sementera para acudir a ganarse el jubileo y la protección divina llegada vía Bula Papal.

El día 14 de septiembre de septiembre de 1767 la ermita del Santísimo Cristo del Campo de San Vitero acogía la primera misa y la procesión donde los romeros y devotos participantes en ellas recibieron las gracias e indulgencias otorgadas a Aliste y los alistanos por el sumo pontífice Clemente XIII en Roma.

En una tierra de profundas creencias y raíces religiosas ello supuso un realce a la romerías del "Cristo de Septiembre" y "Cristo de Marzo" en particular y al fervor religioso y popular de las gentes de España y Portugal.

Las indulgencias papales se copiaban y se repartían entre los fieles para los oficios de dichos días. La presencia de fieles de todos los pueblos alistanos llegó a contarse por miles y era necesario llamar a una media de 8 a 10 confesores para poder atender a los devotos que querían confesarse y comulgar en el santuario del Santísimo Cristo del Campo.

La devoción a la imagen del Santísimo Cristo del Campo abarcaba a toda la comarca alistana y prueba de ello fue su constante presencia como "Receptora de misas y mandas en los testamentos de los siglos XVII y XVIII". Junto a la Virgen de la Salud era la más solicitada a la hora de decir misas en los pueblos en busca gracias divinas: de la salud y contra la enfermedad.

En la ermita del Santísimo Cristo la principal fiesta era la del 14 de septiembre "Exaltación de la Santa Cruz" con la celebración de completorios y vigilias cantadas las vísperas. El mismo día tenía lugar una misa cantada y un sermón que databa sobre el misterio "Aprovechando la afluencia de gentes que acudían a ganarse el jubileo y a otras cosas del mercado". La procesión tenía lugar con "toda la solemnidad" y diferentes festejos: "alegrías y regocijos, a honra y gloria de Dios y veneración del Santo Cristo".

El día 15 se hacía un oficio general con misa cantada y sermón para los cofrades y bienechores de la cofradía, se decían responsos y había procesión.

Al predicador, -de importancia similar a la que aún hoy mantiene el del Sermón del Descendimiento del Santo Entierro de Bercianos en Viernes Santo-, se le estipulaba un dispendio de 60 reales por los dos sermones y a los confesores se le pagaba cuatro reales a cada uno. Eran tales los gastos originados que llegaron las quejas de los visitadores, lo cual obligo a establecerlo, cantidad fija, en 460 reales.

Otras fechas significativas eran: "Cristo de Marzo" (San José) y 3 de mayo "Santa Cruz": había vísperas con completas y vigilias cantadas, misas solemnes y confesiones. El día 3 de mayo se bajaba a Cristo desde la iglesia de San Víctor en procesión hasta su santuario. Las cinco fechas con jubileo se completaban con "San Ildefonso" (21 de enero) y "Dolores de Nuestra Señora".

Según José Lorenzo Fernández: "La ermita se vio favorecida por la gran devoción hacia su imagen, pasando de una sencilla capilla, en la que se veneraba una imagen pintada sobre la pared del altar, del Santo Cristo, a un santuario de importante, en el que se ejecutan distintas obras para acoger más cómodamente a los fieles que se acercaban al Cristo".