Vecinos y hosteleros de Puebla de Sanabria exteriorizaron ayer el malestar y el enfado por lo que calificaron de "falta de previsión" de la empresa que gestiona el agua, Aquona, al no cortar las entradas al depósito de Castellanos, lo que propició la entrada de miles de litros de agua enlodada y cargada de cenizas, entre el pasado sábado y las nueve de la mañana del lunes. Como medida urgente la empresa procedió ayer al llenado de los 10 bidones de 1.000 litros de agua potable cada uno, repartidos por el casco urbano, desde un camión cisterna homologado con 17.000 litros de agua de capacidad. El Ayuntamiento ha solicitado a la Subdelegación de Gobierno de Zamora ayuda urgente, lo que podría suponer fletar un camión cisterna de la Unidad Militar de Emergencias.

El llenado no comenzó hasta las tres y media de la tarde y se prolongó durante casi hora y media, empezando desde la avenida del Lago de Sanabria, pasando por la calle del Hospitalillo, Grupo 29 de octubre, Santa Ana, Vera Cruz, Candanedo, Estación, Plaza del Arrabal y Plaza Mayor. Las personas mayores eran las más necesitadas de disponer de un punto de agua cercano a sus domicilios por tener mayores dificultades para recoger agua, de ahí que los consumidores aguardaran, garrafa en mano, la llegada de la cisterna. El chófer que comenzó su jornada a las 9, además de repartir en otros tres pueblos con problemas de agua, tuvo que llenar dos depósitos en Castellanos y realizar toda la descarga en Puebla, con el tiempo justo de comer un bocadillo sobre la marcha.

La mayoría de los vecinos y trabajadores de los establecimientos públicos cargaron agua de las pocas fuentes que quedan, como hace medio siglo en garrafas, barreños, regaderas y hasta en algún botijo de los de antes. Los puntos para abastecerse desde hace dos días son la Fuente del Pilón y la Fuente Vieja, procedentes de manantiales. El resto de fuentes, como la del barrio de Candanedo, se nutren de la red general.

La Fuente del Pilón, en el centro de Puebla de Sanabria, cobró el máximo protagonismo ayer con colas de gente, durante todo el día, para coger agua limpia, aunque no tratada, para suplir la grave carencia para consumo y, prácticamente, para todos los usos domésticos porque nadie se atreve a poner ni lavadoras, ni lavavajillas, ni encender calentadores ni probar las calderas por miedo a las averías. Lavarse, lo justo. Los usuarios se planteaban ayer devolver los recibos del agua y la depuración y reclamar a la empresa el coste de la compra de agua embotellada, un acopio que también se fue gastando en tiendas y supermercados.

Las pérdidas económicas son considerables en hoteles y restaurantes al cancelarse reservas previstas para esta semana o abandonar de forma anticipada el establecimiento al no poder hacer uso de la ducha, en algunos casos se han negado a pagar la habitación por la falta de este servicio. La mala imagen de la villa en estos días, a pocas horas de la declaración de uno de los pueblos más bonitos de España "y con el agua más sucia". Los usuarios pedían responsabilidades tanto a la empresa como al Ayuntamiento.

La desinformación también fue otro factor que alteró al personal, como la información vertida de que a la una de la tarde los bidones estaban llenos y el ayuntamiento estaba repartiendo garrafas, como le contestaron a un vecino que llamó a la Consejería de Sanidad en Valladolid. Nada más lejos de la realidad. El alcalde, José Fernández Blanco, calificaba la situación de "difícil" y no hay una fecha para saber cuándo se restaurará el servicio con normalidad, porque aunque la red sigue suministrando agua no es apta para el consumo humano. El alcalde descartó el vaciado total del depósito, que se encuentra en mínimos, por la incapacidad de llenar la red y el depósito en un corto espacio de tiempo. En estos momentos se están suministrando cisternas de agua limpia y de las redes de Lubián, hasta 35.000 litros al día; de Ungilde de donde solo se pueden extraer 16.000 litros y de Requejo que también ha ofrecido abastecer hasta 16.000 litros. El depósito "se mantendrá en un nivel bajo hasta que se pueda vaya limpiando, tanto el depósito como la red". El alcalde insistía en garantizar que "se pueda tirar de la cadena del váter". De momento una de las cisternas está metiendo además agua del embalse de Cernadilla, que pese al estado del río Tera ha amortiguado el arrastre de residuos. Ante las críticas otros miembros de la corporación han señalado que "hay gente que comprende la situación, solo hay que mirar cómo baja el río".

Las críticas han aflorado contra todo y para todos los gustos, hasta para Confederación Hidrográfica por no abrir las compuertas de la presa de Castellanos para aprovechar el arrastre del río, sumadas a las críticas en las redes sociales a los medios de comunicación por apuntar a los incendios recientes de la Cabrera en León, recogiendo declaraciones de diferentes personas, como origen de las cenizas y el arrastre de tierras y lodos, al río Trefacio. Se apunta al incendio del mes de septiembre, de hace un año, en San Ciprián de Sanabria, que afectó también a terrenos de León. Las tormentas fuertes se han encargado de erosionar el suelo. El incendio del Tera, el último, no ha contribuido a esta catástrofe porque la masa de agua del Lago es una gran balsa de decantación de cenizas y lodos. Como bien decía ayer una persona del operativo de emergencia "aquí todos son ingenieros y saben lo que hay que hacer pero nadie pone solución".

El gerente de Aquona para Zamora, Nicolás Esmorís, asistió ayer al llenado de los últimos depósitos en el casco urbano de Puebla, y calificó la situación de "muy complicada por el estado en que baja el río y los arrastres que lleva". La empresa está probando "una prefiltración de urgencia previa a los depósitos que estamos preparando para traerlos montados y colocarlos en el propio depósito, y con esta prefiltración trataremos de mejorar la turbidez del agua. No hay mucha solución porque las instalaciones son las que son y el río viene en malas condiciones. Vamos a esperar que mejore la calidad que trae el agua. Ha mejorado algo". El montaje de estos prefiltros está previsto que comience hoy mismo.

Nicolás Esmorís lamentó las posibles consecuencias a los usuarios "no es algo que hayamos causado nosotros. Todo tiene un nombre y un apellido, que son los que prenden fuego al monte". La empresa ha volcado todos los medios humanos y materiales disponibles, se han suspendido incluso vacaciones del personal, "esperemos que la prefiltración que estamos haciendo el propio depósito permita mañana mejorar la calidad, siempre y cuando los filtros no se colmaten rápidamente".

La empresa descartó el vaciado del depósito, ya que en estos momentos se estaban consumiendo 800.000 litros diarios y las cisternas no tienen capacidad de reposición "la propia población se quedaría sin agua, y quedar sin agua el circuito de tuberías traería reventones continuamente y estaríamos muchos más días".