El último parte emitido por la Junta de Castilla y León durante la jornada de ayer anunciaba la extinción del incendio forestal -también de carácter intencionado- originado durante la noche del pasado viernes en Ribadelago, donde ha abrasado 150 hectáreas de matorral.

De este modo, la provincia ya solo cuenta con un incendio en activo, el de Fermoselle, del cual falta por conocer el valor de la superficie afectada en el Parque Natural de los Arribes del Duero, una de las "joyas de la corona" de la provincia, en palabras de Alberto Castro.

En este sentido, el delegado recordaba ayer que se trata de la "máxima catalogación" de un espacio protegido que posee, entre otros atractivos, una elevada riqueza faunística. De hecho, desde 1990 el entorno también ostenta el título de "Zona de especial Protección para las Aves" (ZEPA). Un reconocimiento que no ha evitado la quema de nidos de águila perdicera y cigüeña negra, entre otras especies, tal y como lamentaba Jesús Moreno, Jefe del Servicio Territorial de Medio Ambiente. Una situación "dramática" para un paisaje que "tardará bastante tiempo en recuperarse".