El viento racheado, la singular orografía y la falta de lluvia en la zona continúan dificultando las labores de extinción del incendio forestal de Fermoselle que permanece activo desde la madrugada del pasado sábado.

Pese a esta situación, la Junta de Castilla y León descendía a última hora de ayer el grado de peligrosidad del siniestro a nivel 1. No obstante, además de continuar sofocando las llamas, el operativo intensifica las labores de vigilancia sobre la superficie ya controlada, aún "muy caliente" y propicia para la reproducción del fuego. De hecho, según dio a conocer ayer Alberto Castro, durante la madrugada del lunes se produjeron réplicas "constantes", al menos una de ellas "importante" en la zona matadero a las cinco de la mañana y originada de forma natural y no deliberada como inicialmente se sospechó.

En este sentido, el delegado territorial explicaba que el perímetro es extenso, "de muchos kilómetros", y abarca "zonas de imposible acceso" para los medios terrestres y mecánicos. Además, dos focos continúan en activo: uno al noroeste de Fermoselle y otro muy próximo al casco urbano de Pinilla de Fermoselle.

A falta del balance definitivo, las primeras estimaciones de la superficie quemada apuntan a más de 1.500 hectáreas calcinadas, "aunque pueden ser más", según apostillaron desde la Junta. Asimismo, respecto a la creación de una posible línea de ayudas para los perjudicados, el delegado territorial señaló que "afectados somos todos" y que los esfuerzos se centran primero en "apagar el fuego" y "garantizar que no haya daños materiales y humanos", máxima prioridad del amplio operativo desplegado en el que continúan trabajando 270 efectivos: 9 técnicos, 9 agentes medioambientes, los helicópteros y aviones de Villaralbo, Villardeciervos, Rosinos, Coca, Tabuyo, Plasencia, Villares, Pinofranqueado, 1 brigada de refuerzo, 5 buldózer, 7 autobombas, 2 cuadrillas nocturnas, 10 cuadrillas de tierra y una unidad de la UME, conforme al último parte oficial.