De todos es sabido que los fermosellanos están esparcidos por los cuatro puntos cardinales, que han sido muchos los que un día abandonaron su patria chica para buscar nuevos mundos, para buscar mejores horizontes por la variada rosa de los vientos, cruzando las fronteras, mares y océanos. Y todos ellos llevando con orgullo, llevando por bandera el nombre de su tierra. Tanto es así, que el nombre de esta villa cobra protagonismo en un libro de texto de "español" del Reino Unido, publicado por una prestigiosa editorial británica.

En una de las actividades propuestas, un supuesto turista cartea a su amigo fermosellano, Andrés, relatándole que está pasando unos días en su pueblo natal, del que seguramente Andrés le ha contado las grandezas de esta tierra, sus orígenes, sus costumbres, sus fiestas, sus señas de identidad.

El remitente elige una tarjeta postal con una fotografía de la pintoresca calle "La Nogal" y le expone sus impresiones y lo que le ha sorprendido de este pueblo: su situación entre dos ríos, la visita al castillo y las espectaculares vistas al río Duero, así como la degustación de sus excelentes productos típicos: vino, aceitunas?, fruto de vides y olivos, sustento de esta tierra. Le establece una comparativa con su lugar de residencia, Madrid, le señala el aislamiento de su ubicación y el ambiente rural pero resalta el placer de pasear por sus campos y la amabilidad de sus gentes.

Cuentan nuestros mayores que no hay rincón en el mundo sin un fermosellano. Y así nos lo recuerdan las anécdotas ocurridas en la Plaza de toros de Ciudad de Méjico, en una tribu india de Brasil o en cualquier rincón de Cuba, Australia o Argentina. Será que todos ellos pregonan sus raíces a los cuatro vientos? Damos las gracias a Andrés y a todos que como él, difunden con orgullo el nombre de Fermoselle y llevan dentro de su corazón la tierra de sus orígenes allende los mares.