Una mañana fresca recibió ayer a los aficionados que se dieron cita en Villamor de los Escuderos para disfrutar del primero de los encierros del fin de semana. Un festejo "soso" a juzgar por las palabras del aficionado guarratino, Juan Pascual, porque no cuajaron los intentos de los caballistas por lograr un espante que provocara emoción entre el numeroso público.

A las diez de la mañana comenzaba el encierro con tres novillos con "buena presencia y buena cuerna" y unos 70 caballos de Villamor, pueblos del entorno y de la vecina provincia de Salamanca. Unos novillos que, pese a los esfuerzos de los caballistas aunque nunca sin perderles el respeto, faltó el arranque para subir a los espantes a la entrada del prado, donde los aficionados esperan ansiosos la llegada de los bravos.

Uno de los astados se acomodó en una zona de la pradera para suerte de los aficionados que estaban cerca y no paraban de citar al animal y provocar más de una arrancada. Pero los otros que se quedaron atrás ofrecieron menos juego y se limitaron a correr por el prado, alcanzado a dos caballos que resultaron empitonados sin graves consecuencias, aunque los jinetes tuvieron que retirarse del encierro.

Los que tuvieron el toro pegando al remolque lo pasaron bien, pero otra parte del público se quedó a verlas venir. El consuelo llegó con el encierro por las calles de Villamor de los Escuderos, donde se soltaron dos novillos que se movieron de arriba a abajo provocando momentos de emoción que no se habían vivido en la pradera.

Hoy los aficionados tienen una nueva oportunidad en el segundo encierro por la pradera. Y la tarde el protagonismo será para Alberto Durán, el diestro local, que vuelve a torear después de un año sin pisar el ruedo en plazas convencionales. La expectación está servida.