Mismo contenido pero distinto continente. Castrillo de la Guareña innovó ayer en la celebración de su tradicional encierro campero. Como en años anteriores, el festejo se desarrolló a las afueras de la localidad aunque en esta ocasión en un escenario diferente: un terreno cercado de alrededor de ocho hectáreas propiedad de un ganadero particular.

Pese al cambio de ubicación, los amantes taurinos volvieron a ser una vez más los protagonistas del espectáculo. Así, el festejo congregó a más de un centenar de caballistas y a numerosos seguidores que disfrutaron del desarrollo de la función desde la barrera, bien estribados sobre la propia valla, o bien repantigados en sus vehículos.

Aunque los dos toros de la acreditada ganadería Valdefresno de Salamanca acusaron por momentos el cansancio acumulado del desenjaule celebrado en la noche anterior, ambos astados convencieron al respetable en un encierro limpio que se saldó sin heridos ni incidentes destacables pese a la polvareda levantada en el terreno por las arrancadas de los equinos.

"El encierro estuvo entretenido sobre todo para los caballistas ya que para los aficionados de a pie no fue tan fácil entrar en el terreno por precaución aunque también los novillos dieron juego cuando se acercaban a las orillas facilitando diversos cortes", analizaba el experto aficionado Juan Pascual, natural de Guarrate.

Ya en horario vespertino, la suelta de dos novillos en el popular toro de cajón dio por concluidos los festejos taurinos programados con motivo de las fiestas en honor a San Lorenzo. Por su parte, la discoteca móvil "Román" puso el ritmo ya de madrugada en la última noche de jarana.

Una paellada popular y juegos infantiles y tradicionales ponen hoy fin a cinco días de fiesta que comenzaron el pasado miércoles con una cena popular organizada por la asociación cultural taurina "Castrillo es único".