Argusino vivió ayer el 50 Aniversario de su desaparición como pueblo, al quedar bajo las aguas del embalse de Almendra en 1967, con una dimensión desconocida por la entidad de los actos organizados en homenaje rendido por supervivientes, descendientes y amistades.

El propio escenario resultó modificado por la presencia de carpas, servicios, atenciones sanitarias, músicos, pendones y la solemnidad de los oficios religiosos dispuestos para la ocasión.

Cerca de un millar de personas se concentraron en las inmediaciones de la ermita de Santa Cruz, que este año no acogió los actos religiosos, para rendir tributo en una convivencia plagada de recuerdos. Una grandiosa carpa hizo las veces de templo y el frontal lucía una inmensa fotografía de la iglesia derrumbada. "Todo ello con la intención de que volvamos a sentirnos dentro de aquel templo" según expone el pequeño obsequio facilitado a los fieles.

Sorprendente resultó, además, la homilía del sacerdote Florentino Pérez. Ante cientos de miles de argusinejos y sayagueses pidió ayer "perdón" en nombre de la Iglesia "por no haber sabido tener palabras apropiadas en aquel momento duro, por no haber tendido unas manos hospitalarias cuando os quedasteis sin casa, por no haber denunciado la injusticia de un mundo que prioriza los resultados económicos a la dignidad de las personas". "Como sacerdote y como representante de Cristo y de su iglesia, en conciencia, no puedo más que pedir perdón a Dios y a cada representante de Argusino" expresó con claridad y firmeza.

Fue una homilía reflexionada y cimentada en la investigación, en lecturas y en conversaciones "con testigos directos". El párroco señaló, ante una feligresía que asentía lo que oía, que "con esta celebración de los 50 años de la desaparición de Argusino no estamos hablando solamente de injusticia o de desaparición de unas casas o una propiedad a cambio de una cantidad ridícula de dinero. Lo que estamos hablando tiene que ver con los orígenes y raíces de muchas personas, y el caso de Argusino se ha convertido en un problema de identidad porque se ha privado a todo un pueblo de la identidad que nace de saber de dónde venimos y cuál es nuestro pasado y nuestra historia. De esa identidad que me ayuda a entender, como persona, que no conozco donde se hunden mis raíces". "Algo parecido debió vivir el pueblo de Israel, que fue deportado de Jerusalén a Babilonia" manifestó.

La celebración religiosa, embellecida con los cantos del grupo "Acordes", brilló también por las rogativas, por la ofrendas y, naturalmente por la procesión. El pendón y el Cristo de Argusino estuvieron en esta ocasión arropados por Los Viriatos de Sayago (Fariza, Badilla, Cozcurrita, Mámoles, Palazuelo, Zafara, Argañín y Tudera) que exigieron la presencia de unos cuarenta porteadores.

Al histórico día acudió también la presidenta de la Diputación Provincial, Mayte Martín Pozo, el alcalde de Villar del Buey y diputado, José María Nieto y otros alcaldes de la zona.

En todo momento de la marcha sonaron o voltearon las campanas de la ermita y animaron con su música la Asociación de Tamborileros Zamoranos y el grupo de Gaiteros de Aulas de Música de Trabazos. Fue un desfile espectacular por el vaso arenoso del embalse de Almendra hasta alcanzar las aguas del pantanal que les desterró, y que ayer encubría el asiento de Argusino pero dejaba ver los tocones de los árboles y lo que fueran terrenos de huertos y vides hoy desvegetadas.

"De Luz", con cinco cocineros y una decena de servidores, puso ayer la mesa a unos 640 comensales a base de 66 kilos de arroz, 660 muslos y contramuslos de pollo acompañados de ensalada, tarrina de helados, la consiguiente bebida y café. Otros asistentes optaron por la tradición: la comida campera a la sombra de una encina.

José Manuel Fernández, 84 años, no falló a la cita. "Vivimos desplazados, como ambulantes: unas veces en Santander, otras en Valladolid y otras en Torrefrades. Aunque éramos pobres estábamos felices con nuestros huertos y viñas, y tuvimos que marchar a donde nos admitieron. Yo era pastor y mujeriego, para qué voy a decir otra cosa" afirma sin tapujos. Enelia Crespo, su mujer, sonríe y añade que "en el momento del derribo estaban en Suiza porque, como teníamos poco y no había herencia, pues emigramos. Toda la familia lo vivió con mucha pena"remacha esta pareja, que dice "quererse mucho". Trompetistas que animaban las fiestas de Argusino como Francisco Marino, de 81 años, se sumó al festejo.

También asistió, pero este año descargado de toda responsabilidad y como uno más, Glorialdo Peños, que durante medio siglo llevó las riendas del encuentro. El encuentro de Argusino tuvo como pregonero al periodista Javier Pérez Andrés, quien expresó que "las raíces de un pueblo no mueren por más que Iberdrola se lo proponga", y aventuró que algún día pueda que haya que revivir nuevas desapariciones por el estado de abandono que golpea al medio rural.

"Argusino Vive" completó la programación de la jornada con el desarrollo, a lo largo de la tarde, de toda una variedad de sorpresas, que otorgaron creatividad e implicación de las personas en el homenaje. De nuevo volvió a realizarse un recorrido hasta las aguas del embalse de Almendra pero con media docena de paradas, en cada una de las cuales se llevó a cabo un acto como es la narración de una vivencia, la exposición de fotos de los nativos y de los desplazados, se entregaron un total de 108 sobre en cuyo interior debía darse fe del verdadero sentimiento con una palabra clave. Cerca de las aguas, sobre la arena, se diseñó una maqueta con los diferentes barrios que conformaban el pueblo de Argusino. Los actos del homenaje se remataron con la suelta a las aguas del embalse de Almendra de casi una veintena de veleros ajardinados, acompañados de 108 velas correspondientes a las viviendas que contaba el núcleo barrido por océano hidroeléctrico que, por su magnitud, quitó al Lago de Sanabria el ser el Mar de Castilla.

"Argusino Vive", que ayer demostró una capacidad organizativa elogiada por los presentes, contó para llevar a cabo su ideal con ayuda de la Diputación provincial de Zamora, la Mancomunidad de Sayagua, los Ayuntamientos de Villar del Buey, Salce y Sardón. Más empresarios y particulares con sus donativos.

El encuentro del 50 Aniversario de la desaparición de Argusino convirtió la campa de Santa Cruz en una verdadera fiesta local