Los cazadores afectados por el incendio que abrasó 3.067 hectáreas de terreno en el Parque Natural de Arribes del Duero y zonas lindantes lamentan los perjuicios sufridos ya que pueden quedar privados de practicar la actividad cinegética durante las próximas cinco temporadas a no ser la restauración del medio y de la población cinegética sea de tal modo favorable que permita adelantar el aprovechamiento.

La Ley marca un periodo de cinco años de veda para las superficies afectadas por el fuego, pero es un tiempo que algunos gestores cinegéticos consideran "una medida excesivamente radical" porque debería valorarse la recuperación natural del espacio y también si los cotos colaboran con sus propias iniciativas a las mejoras y recuperación de la fauna.

Las especies más afectadas en este caso han sido algunas de caza menor, como es el caso del conejo y la liebre, con menores posibilidades de escapar de las llamas, pero los cazadores son conscientes de que el incendio arrasó por un tiempo la vida debido a la falta de refugio y alimento.

Baltasar Santiago, de Castro de Alcañices, señala que "de la poca caza que había no quedó nada porque no tiene nada que comer". Hace hincapié en la predación que se originó a causa del incendio por parte de las rapaces, "que andaban a la caza a más y mejor. La gente veía cómo se tiraban a las presas". Castro cuenta con medio centenar de cazadores que lamentan el siniestro porque, según afirma Santiago, "pagan las consecuencias sin tener la culpa".

Jesús Cabeza, presidente del coto de caza de Pino del Oro, donde las llamas llevaron calcinaron un tercio de la superficie, señala que el incendio solo puede provocarlo "una mente enferma".

El domingo día 20 está previsto celebrar una reunión de cazadores para tratar el asunto y decidir las medidas a adoptar que, en su criterio, estarán marcadas por las restricciones porque ahora solo es posible practicar la caza en una parte del coto y sobre una menor población cinegética. "Nos han jorobado pero bien porque habrá que tratar de cazar en lo que queda, y solo un día o dos al mes para no estropear toda la caza".

Cabeza confía en una pronta recuperación de la superficie quemada, pero señala que "depende del tiempo porque es monte bajo, jara hierba y, si llueve, al año sale bastante". Indica que "todo el trabajo de labranza y arado de tierras, desbroces y construcción de bebederos ha quedado carbonizados". "Habrá que volver a empezar" dice el presidente.

El cazador de Pino del Oro, Terrón "El Pequeño" manifiesta que "esta es una situación que no se había dado nunca". En su criterio "habrá que invertir y ayudar a que rebrote a través de siembra y de plantación para reasentar a las especies".